|Capítulo 10|

9.5K 659 213
                                    

Lea

Estuvimos unos minutos besándonos hasta que nos tuvimos que separar por falta de aire. Mordió mi labio inferior, provocando que un pequeño gemido salga de mí y lentamente me dejó en el suelo. Aproveché eso y acomodé mi vestido, ya que se me había subido un poco, no lo suficiente para que se me vea algo pero era incomodo tener el vestido subido.

Levanté mi mirada para verlo a los ojos y él ya se encontraba mirándome. Sonreí y sentí como mis mejillas comenzaban a tomar un color carmesí. ¡Dios! ¡Lo había besado y ni siquiera lo conocía! ¡Que vergüenza!.

Él tenía los labios rojos e hinchados y traía el cabello despeinado pero, aún así, se veía sexy.

-Que vergüenza- dije un poco cohibida por su mirada encima de mí.

-No decías eso mientras nos besábamos- dijo burlón. Lo miré indignada y golpeé su brazo con mi puño cerrado y él me lo devolvió. Pero no me golpeó el brazo, me dio una jodida nalgada mientras sonreía.

-¡Auch!- dije frotando mi nalga derecha- Eso dolió, idiota.

-Oh, que lindo apodo. ¡Me encanta!- vociferó, sarcástico.

-Bueno, ya- resoplé- ¿Nos podemos ir?. Muero de hambre.

-Andando, muñeca. Yo te guío- dijo con una media sonrisa.

(...)

-¿Por qué mierda demoraste tanto, idiota?- preguntó Bruno, con el ceño fruncido.

-Alguien me mantuvo muy ocupado- me miró de reojo, provocando que mis mejillas vuelvan a adquirir ese color carmesí que estaba comenzando a odiar.

-¿Haciendo...?- indagó Dante frunciendo sus ojos hacia nosotros. Vi las intenciones de Lucca por responder, pero me adelanté.

-¿Nos podemos ir ya?. Tengo frío y muero de hambre- dije haciendo puchero. Todos me miraron y sonrieron con ternura.

¡Dios! ¡Que sonrisas!.

-¿A qué restaurante te gustaría ir?- preguntó Lucca, posando su mano en mi espalda baja. Enseguida me puse nerviosa y aparté mi mirada de la suya.

-¿¡Qué!?- exclamó Bruno, con pánico y con una mueca de terror en el rostro- No pienso tocar un jodido restaurante.

-¿Por...?- indagué, confundida.

-No me gustan. Imagina cómo deben de estar todas las cocinas en esos lugares, peor aún, imagina si no se lavan las manos- dijo con una mueca de asco.

-Bueno...- dije jugueteando con mis manos, nerviosa- Podríamos ir a mi casa y yo podría preparar algo, aunque si no quieren enti...- Dante me interrumpió.

-Nos encantaría- dijo mirando a su hermano, Bruno, con una sonrisa divertida.

-Oh sí- dijo Lucca, riendo- Claro que nos encantaría.

-¿Seguros chicos?- dijo Bruno con una sonrisa nerviosa- Podríamos ir a casa, ya saben, yo podría cocinar- dijo nerviosamente, jugando con sus manos.

-Amo tu comida pero quiero probar la comida de Lea- dijo Dante mirándome con esa mirada que, en cuestión de segundos, me ponía nerviosa y lograba intimidarme.

-Bien- resopló dándose por vencido.

(...)

)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lea [EN PROCESO Y EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora