|Capítulo 35-2|

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Lea

Capítulo +18

No pude pegar ni un ojo en toda la noche debido al vibrador que aún tenía dentro de mi centro.

Gemí y me retorcí nuevamente en la cama cuando el noveno orgasmo me atravesó completamente. Cerré mis ojos y lloriqueé, abrumada por el placer que había estado sintiendo durando toda la noche.

Dante tenía una App en su celular que le permitía controlar las vibraciones del vibrador. Durante las primeras dos horas estuvo jugando con esa App, y obviamente fui yo quien sintió todas esas sensaciones.

No me quejé, al principio las sensaciones se sentían demasiado bien, pero luego colocó la aplicación en aleatorio y ese fue el detonante para que yo comenzara a correrme intensamente durante horas y horas.

Mi cuerpo estaba completamente desnudo y transpirado a más no poder. Mis ojos se encontraba levemente hinchados debido a las incontables veces que lloré debido al placer que estuve, y estoy, sintiendo; mi labio inferior se encontraba lastimado ya que lo mordí fuertemente varias veces, haciéndolo sangrar levemente.

Mis manos apretaban las sábanas y los gemidos seguían brotando de mi garganta sin poder contenerlos.

Mis piernas temblaban muchísimo y luego de un momento pude respirar tranquila al sentir las vibraciones del vibrador detenerse.

Cerré mis ojos, dispuesta a dormirme, pero después de dos minutos abrí los ojos a más no poder al sentir una vibración más fuerte que las anteriores.

-Joder, joder- jadeé en busca de aire. Al sentir que ya había sido suficiente, tomé una gran bocanada de aire y llevé mi mano a mi zona más íntima, dispuesta a quitar ese aparato de mi interior.

-Ni se te ocurra- la ronca voz de Bruno resonó en toda la habitación. Maldije internamente cuando sentí que me mojé todavía más al escuchar su ronca voz.

-Bruno... Quítalo- supliqué en medio de un gemido. No respondió, al contrario; dirigió su callosa mano derecha a mi clítoris y dejó una suave nalgada allí. Arqueé mi espalda e intenté cerrar mis piernas.

No me lo permitió.

-¿Por qué? Yo estoy disfrutando escucharte gemir- susurró en mi oído.

-Ya fue suficiente- lloriqueé- Por favor-

-Mírame- ordenó. Lo miré a los ojos mientras gemía y los suyos se oscurecieron. Atacó mis labios de una manera salvaje y profunda. Correspondí a su beso con la misma intensidad que él y eso pareció gustarle ya que gruñó en medio del beso.

Sin apoyar todo su peso, colocó su cuerpo encima del mío. Mis duros pezones rozaron su suave piel cálida. Los dedos de mis manos se perdieron entre las hebras de su cabello rubio. Sus besos bajaron desde mi mandíbula hacia mi cuello, el cual mordió levemente.

-Bruno- jadeé su nombre cuando mordió uno de mis pezones para luego succionarlo. Arqueé la espalda, cerré mis ojos y entreabrí mis labios.

Bruno

Los senos de mi mujer quedaron a mi total disposición, lo cual aproveché al máximo chupando y mordiendo sus marrones piedrecillas. Mis besos bajaron a su vientre, el cual besé repetidas veces.

Mordí su pelvis y su cuerpo se tensó pero no dijo absolutamente nada. Abrí sus piernas, dejando su brilloso y apetitoso coño frente a mi rostro. Retiré el vibrador de su coño y chupé los jugos de mi mujer que se encontraban en éste mismo aparato.

La miré a los ojos mientras lamía el aparato y un suave gemido brotó de sus labios, yendo directo a mi polla. Sus pupilas se dilataron y estoy seguro de que las mías se encuentran igual.

Lea [EN PROCESO Y EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora