|Capítulo 33|

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Capítulo +18

Lea

Me encontraba junto a Emma en el centro comercial, pero antes de seguir déjenme hacerles un resumen de lo que sucedió hace exactamente dos días; luego de haber ido a la habitación de Bruno no pude contener las lágrimas por mucho tiempo tiempo más y me largué a llorar. Los chicos inmediatamente me preguntaron qué había sucedido, pero como Dante ya sospechaba lo que había ocurrido decidió guardar silencio para dejarme hablar.

Bruno me obligó, literalmente, a contarle lo que había ocurrido anteriormente con Lucca y le conté todo con lujos de detalles. Se enojó, fue a la habitación de su hermano y discutieron. Luego de unos minutos regresó a la habitación y entre Dante y él me consolaron, pero no de la manera en la que seguramente creen, sino que me hicieron mimos hasta hacerme dormir. 

Y sí, lamentablemente no pude cumplir con la promesa de bajar sus erecciones. Reí al recordar que se tuvieron que bañar con agua fría para bajar sus prominentes erecciones.

De Lucca podemos decir que últimamente pasa estresado, se enoja con facilidad, apenas come, le cuesta concentrarse y las ojeras debajo de sus ojos son muy notables. De mí podría decir lo mismo, ambos estamos igual.

Aunque lo niegue en voz alta, lo extraño muchísimo, más de lo que me gustaría. Muero por tocar su sedoso cabello chino, por besar sus labios gruesos, rosados y dulces, por dormir entre sus brazos, esos que tanto calor me brindan cuando me abrazan. Muero por estar estar bien con él nuevamente. Pero mi orgullo impide por completo eso.

Lo extraño tanto que he usado sus camisas para andar por la casa cuando él se encuentra trabajando en la empresa. Es una manera de sentirlo cerca y no tan distante.

Muchas veces intentó hablar conmigo a solas, pero siempre lo rechacé; fingía que tenía cosas que hacer, lo esquivaba, me hablaba y lo ignoraba, inventaba que tenía sueño y siempre las mismas situaciones hasta que se cansó y no insistió más. Ahora la que muere por hablar con él soy yo.

Dante y Bruno me pidieron, o mejor dicho, me rogaron, para que hable con él y aclaremos las cosas. Me negué ante esa petición pero no se rindieron, me siguieron pidiendo que hable con Lucca y les dije que lo pensaría.

Volviendo al presente y como dije anteriormente, me encuentro con Emma en el centro comercial, específicamente en la tienda de ropa y accesorios de la marca Gucci. Por si se preguntan por qué nos encontramos aquí, la respuesta es fácil: en cinco días se cumple un mes de relación con los chicos y me quiero tomar mi tiempo para comprarles un regalo especial para cada uno, sí, para todos, incluyendo a Lucca.

-No sé qué comprarles- gruñí frustrada y me senté en uno de los sofás que aquí se encuentran. Emma se sentó frente a mí.

-Puedes regalarles una noche de sexo salvaje, ya sabes, un cuarteto- levantó las cejas y las volvió a bajar mientras sonreía pícaramente.

-No es mala idea- me crucé de brazos.

-¡¿Lo harías?!- exclamó sorprendida mientras se quedaba estática en su lugar.

-Obvio no, tonta. ¿Cómo crees? Me partirían a la mitad en dos segundos- los vellos de mi nuca se erizaron y ella rió.

-Hagamos una apuesta- sonrió y la miré confundida.

-¿Apuesta?- pregunté desconcertada y ella asintió rápidamente.

-Apuesto cien dólares a que te los follas a los tres al mismo tiempo- abrí mis ojos de par en par, sorprendida.

Lea [EN PROCESO Y EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora