|Capítulo 41|

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Amé cada uno de sus comentarios en la nota anterior. A modo de agradecimiento les subo éste capítulo y dejé un par de menciones abajo. En verdad son increíbles, gracias por seguir aquí, las amo!  🫂

 En verdad son increíbles, gracias por seguir aquí, las amo!  🫂

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Capítulo +18

Bruno

-¿Cómo te sientes, cielo?-

-Bien, pero no hay parte de mi cuerpo que no me duela- formó un tierno puchero con sus labios y luego bebió un trago de su café.

-Era obvio, Dante es un maldito salvaje a la hora de follar- besé su mano y estacioné mi auto frente a su trabajo.

-Mentiría si dijera que no me gustó- se encogió de hombros y vio la hora en su celular- ¿Me vienes a buscar hoy?- me miró y mordió suavemente su labio inferior esperando una respuesta.

-Claro. ¿Misma hora de siempre?- asintió y bajé del auto. Ignoré todas las miradas que sentí en ese instante y rodeé el vehículo hasta llegar al lado del copiloto. Abrí la puerta para ella y me regaló una tierna sonrisa antes de tomar mi mano y salir del auto.

-Gracias, cariño- soltó mi mano y luego sus brazos rodearon mi cintura, apoyó su cabeza en mi pecho y luego alzó su rostro para mirarme. Me encantaban las diminutas pecas que adornaban su nariz, le daban un aspecto tierno y adorable.

-En tu bolso te guardé una vianda de comida, tienes carne y verduras, solo asegúrate de recalentarla antes de comer. También te guardé cubiertos, servilletas y de postre un chocolate- besé la punta de su nariz y sus ojos se pusieron cristalinos- ¿Qué ocurre, cariño?- pregunté preocupado.

-Eres tan lindo- besó mi mentón y sonreí.

-Tú lo eres más- agarré su bolso y la ayudé a pasarlo por encima de su hombro- Que te vaya muy bien, cielo. Llama cualquier cosa- asintió y luego formó un pico con sus labios. Rodeé su cintura y la acerqué a mí, cerró sus ojos esperando un beso de mi parte pero éste nunca llegó.

-¿Qué esperas para besarme? ¿No te vas a despedir?- se cruzó de brazos y me miró con el ceño fruncido. Miré a mi alrededor y noté la cantidad de personas que se encontraban observándonos. Rasqué mi nuca nervioso mientras la miraba y ella rodó los ojos cuando se percató de las personas que solo miraban en nuestra dirección.

-¿Te ponen nervioso?- asentí avergonzado y ella rió suavemente. Cerró la puerta del auto, tomó mi mano y comenzó a caminar conmigo a no sé dónde. Confundido la seguí y fruncí el ceño cuando se adentró al estacionamiento del hospital. Apoyó su espalda en una de las columnas y dejó el bolso en el suelo para después sonreír- Aquí nadie nos verá y no te irás sin despedirte como se debe- se encogió de hombros y no pude evitar soltar una carcajada.

La pegué a mí y con mis brazos rodeé su cintura, apreté su trasero y ella mordió suavemente su labio inferior mientras acercaba su rostro al mío. Rocé mi nariz con la suya y finalmente la besé.

Lea [EN PROCESO Y EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora