Capítulo 13. Tú eres increíble.

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—¡¿A nuestra casa?!

—¿Tienes una mejor idea?— preguntó Tetsuo. —No pueden irse así, sus amigos no están muy seguros de dónde viven para poder llevarlos, y seguramente sus padres los maten al verlos así.

Lo pensé unos segundos, y Tetsuo tenía razón, tal vez no era la única opción, pero que estuvieran seguros en casa era lo mejor.

—Bien, vamos.— dije y me dispuse a tomar a los chicos. Levanté a Souta del sofá y el chico se apoyó en mi, pasé un brazo por su cintura para mantener su estabilidad y comenzamos a caminar. Hanako hizo lo mismo con Smiley. Afortunadamente los chicos no estaban tan jodidos así que podían caminar, aunque se tambaleaban un poco. Frente a nosotras iba Chiasa cargando nuestros bolsos, y frente a ella Tetsuo se encargaba de apartar a la gente.

Salimos del club y enfrente nos esperaba Daiki-san en la camioneta. Tetsuo abrió la parte trasera y primero entró Chiasa, después entré yo y senté al peliazul a mi lado, por último entró Hanako con el pelinaranja. El viaje comenzó silencioso, ninguno de nosotros hablaba y los gemelos parecían dormitar. Pero íbamos con dos borrachos, así que el viaje no podía ser tan tranquilo.

—Chicos...— dijo Smiley. —No me siento muy bien...— Hanako, alarmada, tomó con delicadeza el mentón del pelinaranja y le levantó la cara para poder observarlo mejor.

—Ay no... Daiki-san, detenga el auto, por favor.— pidió Hanako y el nombrado obedeció, deteniéndose a un lado de la calle.

Todos la miramos confundidos, pero entendimos a que se refería cuando abrió la puerta y Smiley salió disparado hacia unos arbustos. Estaba vomitando. Y tal vez fue su rara conexión de gemelos, el sonido que hacía Smiley con cada arcada o simplemente el olor, pero en segundos el peliazul también salió disparado del auto para vomitar.

Un rato después y con una mueca desagradable en el rostro de cada uno, los gemelos parecían un poco más calmados. Daiki-san abrió la pequeña heladera que tenía junto a su asiento y le paso dos botellas de agua a Hanako, y ella se las pasó a los gemelos para que le lavaran un poco antes de subir al auto.

Cuando llegamos a la casa Hanako le pasó a Smiley a Tetsuo y las chicas subieron a mi habitación para quitarse todo el maquillaje y cambiarse de ropa. Afortunadamente nuestros padres seguían en el club y probablemente no llegarían hasta pasado el medio día.

Haciendo un esfuerzo sobrehumano subí las escaleras con el peliazul, siguiendo a Tetsuo hasta su habitación. Entramos y dejamos a los gemelos en el pequeño juego de muebles de la habitación mientras Tetsuo se metía en su baño y abría la regadera, lo seguí con la mirada mientras buscaba ropa limpia para él y para los gemelos. Tetsuo era más alto, pero era delgado así que la ropa sólo les quería un poco larga.

—Rin, ayúdame.— dijo y me levanté arrastrando a los gemelos por cada brazo, una vez en el baño Tetsuo les dijo que comenzaran a desvestirse y ellos obedecieron, después de unos forcejeos con los cinturones los gemelos quedaron en ropa interior y supe que esa era mi señal de salida. Le agradecí a Tetsuo y fui a mi habitación para comenzar a cambiarme también.

Cerca de una hora después ya estaba lista para dormir. Las chicas se habían ido a dormir hace ya un rato a la habitación de invitados y Tetsuo había dejado a los gemelos -ya aseados y vestidos- en la sala con unas mantas. Me dispuse a acostarme cuando escuché unos golpes en la puerta, tal vez Tetsu quería hablar conmigo. Pero abrí y era el peliazul.

—Hola...— dijo dudoso.

—Oh, hola, Angry-kun.

—¿Podemos... hablar, un segundo?

—Claro, pasa.— dije haciéndome a un lado para dejarlo pasar, el peliazul entró y rápidamente dio un vistazo por mi habitación. —Vamos a los muebles.

Magia de Luna azul | Souta Kawata - Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora