Capítulo 10. ¿Por qué lo hiciste?

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Tal vez debí darme cuenta de que las cosas saldrían mal desde un principio.

Tal vez fue ese sueño que me despertó en medio de la noche y no me dejó dormir más, o tal vez fue el hecho de que el despertador no sonó esta mañana y por ende iba tarde a la escuela.

No me di cuenta en ese momento, no había manera de hacerlo. Pero poco a poco, la mañana se iba convirtiendo en un cúmulo de minúsculos sucesos que me avisaban que las cosas no saldrían bien. Yo lo sabía.

Sólo que no me di cuenta.

Ahora, me encontraba caminando apurada hacia la escuela, iba con media hora de retraso y para colmo, Daiki-san había salido temprano a llevar a Tetsuo y se encontraba haciendo unos mandados de mis padres, así que no podía llevarme.

Iba pensando en una buena excusa para decirle a la profesora en lugar de "el despertador no sonó", pero llegué a la conclusión de que era mejor simplemente decir la verdad y esperar a que el castigo no fuera tan malo.

Deshice mis pensamientos cuando crucé la entrada y me dirigí a los apartados, la noche anterior había decidido hornear cupcakes, pero resultó un desastre. Al final tuve que pedirle ayuda a Aiko y decorarlos ya pasadas las 11 de la noche, pero lo había hecho.

En algún punto de la mañana me replantee la decisión de dejarle la caja de dulces. Digo, de todas maneras era seguro que el peliazul llegaría y no encontraría nada. Pero el pensamiento se esfumó cuando llegué a la escuela y noté que, obviamente, no había nadie por los alrededores. Podía dejarlo y Angry lo notaría en la salida cuando tuviera que volver a pasar por los apartados.

Tomé la pequeña caja con delicadeza para no arruinar la decoración de los cupcakes y la coloqué dentro del apartado. Tomé mi bolso y comencé a buscar la nota que había hecho esta vez. Debía admitir que las notas se estaban volviendo más fáciles de escribir, definitivamente le estaba agarrando el hilo.

Pero, como era de esperarse, los amargos sucesos de la mañana me habían arrebatado la confianza que tuve las dos veces pasadas y, en contra de mi razón, volví a leer la nota:

"El amor es una maravillosa flor, pero es necesario tener el valor de ir a buscarla al borde de un horrible precipicio.

-Stendhal.

Si de una cosa puedo estar segura, es de la existencia de un enorme corazón detrás de esa expresión llena de ira.

Ojalá tengas una buena semana, chico.

Pd.: me gusta tu cabello. Es como una nube de algodón azul.

Para: Souta-san."

Terminé de leer y suspiré satisfecha, estaba bien. Me incliné para dejar la carta sobre la caja,...

y lo sentí.

Mi cuerpo se paralizó por completo, mi garganta comenzó a cerrarse y mi pecho a oprimirse, mi corazón latía desbocado, mis manos comenzaron a temblar y mis ojos a picar.

Tenía miedo. Porque lo había sentido.

Alguien estaba mirándome.

Después de unos segundos en los que mi cerebro no lograba procesar lo que pasaba, logré recuperar mi movilidad, y reuniendo todo el valor que no poseía, decidí darme la vuelta y encarar a la persona que me había descubierto.

Mala idea.

Inmediatamente lo identifiqué, ni siquiera hacía falta terminar de darme la vuelta para verlo. Esa melena naranja y esa amplia sonrisa eran inconfundibles.

Magia de Luna azul | Souta Kawata - Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora