Capítulo 33. Cuento contigo, Angry.

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--Kai, deja de molestar a Ryu.-- dijo Tetsu como por quinta vez.

Vamos en la camioneta rumbo a la playa, esta vez Tetsu iba conduciendo, y todo era un gran caos.

Tetsu conducía mientras gritaba órdenes, parecía tener una guardería detrás. Chiasa al principio había estado un poco tensa por la cercanía de Kai y Ryu hacia ella, pero después de unos cuantos jalones de oreja los chicos entendieron el mensaje de no molestarla, pero ahora Kai se dedicaba a molestar a Ryu, quien parecía dispuesto a caerse a puños dentro del auto. Hanako parecía a punto de explotar y mandarnos a todos al diablo, y yo trataba de calmar las aguas, pero no tenía mucha autoridad.

Desde el exterior, la camioneta seguramente se veía como en esos dibujos animados, rebotando de aquí para allá.

Las otras chicas irían con los chicos, así que los gemelos también nos habían ofrecido llevarnos; pero cuando mis padres se enteraron que ellos irían en sus motos, se negaron rotundamente. Yo tampoco estaba muy emocionada por la idea, las motos me aterran; además sólo pensaba en que Chiasa no querría ir sobre una motocicleta pegada a un chico con el que no tenía confianza, así que no acepté.

De todas maneras, ya tenía mi plan A desde el principio, el cual era que todos iríamos en el auto. Lástima que el lugar parecía un maldito preescolar.

--Kai, por favor...-- insistió Tetsu. --Deja de mole... ¡RYU, SUELTA ESO!

Tuve que abalanzarme sobre Ryu, que había sacado su protector solar y apuntaba la punta del producto muy cerca de la cara de Kai, parecía dispuesto a espicharle un ojo. Y todos los quedamos callados cuando escuchamos la estruendosa risa de Chiasa.

Unos 15 minutos después, llegamos a la playa y comenzamos a bajar las cosas del auto.

--Vamos, chicos. Bajen.-- dijo Tetsu.

--Ahh~, al fin.-- dijo Kai soltando un suspiro de alivio.

--¡Si, tierra!-- gritó Ryu mientras Hanako lo hacía un lado desesperada por salir del auto.

Cargamos todas nuestras cosas y comenzamos a caminar.

--Oigan...-- comenzó a decir Kai.

--¿Qué tal si...?-- dijo Ryu.

--No.-- sentenció Tetsu.

Los chicos se pusieron cabizbajos, fingiendo tristeza. Inmediatamente entendí lo que querían hacer, así que sigilosamente tomé a las chicas de la mano y les di una mirada; ellas entendieron y asintieron. De repente, comenzamos a correr. Simplemente comenzamos a correr a toda velocidad hacia los puestos de playa, mientras los chicos gritaban.

--¡HEY, NO SE VALE!-- gritó Kai.

--¡MALDITAS TRAMPOSAS!-- gritó Ryu y los tres empezaron a correr tras nosotras.

Después de esa -intensa- carrera, llegamos a nuestros lugares. Habíamos apartado un gran espacio para todos nosotros, cerca de las canchas. Los chicos estaban bastante emocionados por el juego, era algo que hacíamos constantemente, a Kai y a Ryu les gustaban a mucho los deportes y eran expertos en fútbol, voley, básquet y béisbol. Así que, como digna familia unida que somos, se encargaron expresamente de enseñarnos a jugar a todos, y en consecuencia, las chicas también sabían.

Ichiro prefería el básquet, Kai el béisbol, Ryu y Tetsu el fútbol, las chicas y yo el voley, y las mellizas el tenis; el cual lo habían aprendido en clases particulares.

Los chicos comenzaron a quitarse la ropa, quedando en trajes de baño, nosotras preferimos dejarnos los shorts mientras acomodábamos todo lo que habíamos llevado.

Magia de Luna azul | Souta Kawata - Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora