Capítulo 23. No le tengas miedo al precipicio.

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Ya es viernes en la mañana y estaba arreglándome para salir hacia el cuarto de mis padres.

Son las 11 de la mañana y las chicas habían salido hace un rato a desayunar con los gemelos, pero yo me había quedado porque quería conversar un rato con mis padres. Desde que llegamos había pasado el rato con los chicos y quería un momento con ellos.

Salí de mi habitación y pasé algunas habitaciones hasta llegar a la que buscaba. Toqué un par de veces y papá abrió la puerta.

—Oh. ¡Hola, hija!— respondió animado al verme. —¿Qué haces aquí?, ¿no estás con los chicos?

—Hola, papá. No... quise estar un rato con ustedes, ¿se puede?

—Por supuesto. Pasa, pasa.— dijo apartándose de la puerta para que pasara.

Adentro de la habitación, mamá estaba en pijama, recostada sobre el respaldo de la cama.

—Hola, bebé.— saludó dejando su celular de lado.

—Hola, ma.— respondí quitándome las sandalias y subiendo a la cama. Mamá abrió sus brazos para que me recostara en su pecho, y papá llegó y se acostó junto a nosotras, dejándome en medio.

—¿Está todo bien?— preguntó mamá mientras comenzaba a acariciar mi cabello.

—Si, sólo quería pasar tiempo con ustedes.— admití. —No hemos hablado mucho desde que llegamos aquí. ¿Cómo la están pasando?

—¡Oh, genial! Este hotel me encanta. Papá y yo estamos teniendo el descanso que necesitábamos.— bromeó mamá. —La comida del restaurante es deliciosa, las piscinas son tranquilas, hasta compré algunas cosas para Tetsu y para ti en las tiendas.

—¿De verdad?. Yo también fui a las tiendas y compré varias cosas, miren.— dije y levanté mi pie para que vieran mi tobillera, y después les mostré mis anillos. —También me hice unas perforaciones en las orejas.— me puse el cabello detrás de las orejas para que pudieran verlas.

—Ah, Dios.— dijo papá viendo todos mis aretes. —¿Qué sigue? ¿nadar con vagabundos?— bromeó; y mamá y yo reímos. —¿Fueron a probar las muestras de tragos?

Mi mente automáticamente viajó al incómodo momento de ayer en la noche. Había pensado en conversarlo con mis padres... pero no quería que hicieran un escándalo al respecto, y sabía que lo harían. El viaje era para pasarlo bien, y para que ellos pudieran descansar. Mientras pudiera sacudir a esos tipos yo sola, entonces estaría bien.

—Sip, estuvieron bastante buenos.

—¿Cuál fue tu favorito?— volvió a preguntar papá.

Lo pensé por un momento, y pude sentir como el calor subía a mi rostro recordando el último sabor que había probado.

Alcohol y menta.

Los besos de Souta.

—Mojito.— respondí rápidamente.

—¿De verdad?, a mi me gusta más el de Kai.— opinó ajeno a mi sonrojo.

—¿Y cómo están los chicos?— preguntó ahora mamá. —¿La están pasando bien?

—Bastante bien. Se están divirtiendo mucho. Las clases del miércoles estuvieron buenísimas.— les comenté riendo. —Tuvieron que haber visto a los gemelos, son muy malos.— dije y mamá me miró con una sonrisa que no supe interpretar.

—¿Ellos están bien?— preguntó.

—Si. De hecho, están muy agradecidos. Aunque eso ya lo saben.— dije.

Magia de Luna azul | Souta Kawata - Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora