Magia de Luna azul | Souta Kawata - Tokyo Revengers

Capítulo 39. Secreto revelado.

—Todo comenzó unos días después de tu cumpleaños.

Smiley se había acomodado en su asiento sin darme tiempo de responder, y había comenzado a relatar.

—Fue unos pocos días después, tal vez dos o tres. Souta y yo salimos de casa porque teníamos una reunión de la ToMan. Todo era normal, pero en el camino un chico nos interceptó. —Hizo una pausa y lo miré extrañada—. El tipo se acercó a nosotros y le preguntó a Souta si podía hablar con él a solas, él obviamente aceptó y me dijo que me adelantara, así que me fuí al lugar de la reunión.

Escuchaba el relato de Smiley atentamente, el pelinaranja tenían una pequeña sonrisa, pero su voz sonaba molesta.

—Souta llegó una media hora después, y de inmediato supe que había sucedido algo... No importa cuanto trate de ocultar algo, ¿sabes?, soy su gemelo, siempre noto cuando algo le pasa, y supe, de alguna manera, que ese chico tenía la culpa —dijo con el ceño fruncido—. Cuando le pregunté qué le pasaba no quiso decirme, y cuando le pregunté qué había hablando con ese chico me inventó una historia de que era un conocido que sólo quiso preguntarle algo. Fue ridículo, yo sabía que algo raro había pasado, pero también entendía si él no quería contarme, así que no insistí más. —La mirada de Smiley era triste, como si estuviera arrepentido.

»—Dos días después él seguía un poco desanimado, así que decidí sacarlo de casa para distraerlo. Paramos en una heladería y lo dejé solo en nuestra mesa mientras yo pedía los helados, cuando volví me encontré al mismo tipo sentado con él, hablándole de algo que no pude escuchar en ese momento. —Volteó a mirarme y sentí un escalofrío al ver sus ojos—. Yo lo sabía, Rin. Lo supe desde el primer encuentro, ese tipo estaba molestando a Souta y yo no estaba haciendo nada al respecto. Cuando me acerqué a la mesa el idiota se fue, pero yo lo vi en la cara de Souta, las cosas no estaban bien.

Smiley lucía como si quisiera romper todo en el lugar, ya no había rastro de su sonrisa y tenía una mirada verdaderamente aterradora.

—Días después salí de casa para visitar a Hanako, y en la tarde cuando volvía a casa, lo ví. Lo ví caminando por una de las plazas del camino y decidí seguirlo. Es un tipo un poco más alto que nosotros, pelirrojo y delgado. Iba bien vestido, como las dos veces anteriores que lo había visto. —La descripción que dio Smiley caló en mi cerebro, y me extrañé al encontrar esa figura ligeramente conocida—. Caminaba con seguridad pero cuando se acercó a un grupo de chicos noté que era un pobre asustadizo, parecía un jodido bufón. Y los chicos con los que estaba, parecían una pandilla. Me quedé unos minutos espiando y descubrí que el idiota pelirrojo se llama Kano, además de confirmar que no era más que un cobarde, esos chicos lo estaban molestando y él actuaba como un cordero nervioso.

Mis sospechas se confirmaron cuando Smiley dijo su nombre, Kano. Fruncí el ceño ante la idea, yo sabía mejor que nadie que ese chico era un grano en el culo cuando quería, pero...

¿Qué diablos quería él con Souta?

—Los días pasaron y Souta seguía en el mismo estado, me contó que no había estado hablando mucho contigo y le dije que era un imbécil. Después pasó lo de Tetsuo, y cuando volví a casa ese día había dejado su teléfono desbloqueado en la habitación, me acerqué y estaba en tu información de contacto, así que sentí alivio cuando pensé que estaba arreglando la comunicación contigo, pero justo en ese momento le llegó un mensaje de un número desconocido.

Hizo una pausa y lo miré con intriga, el pelinaranja tomó un profundo suspiro y continuó.

--Me dio curiosidad, ¿sabes?. Digo, yo no suelo meterme así en sus cosas, pero mi hermano estaba notablemente deprimido y algo dentro de mi me dijo que debía leer ese mensaje. Y mi instinto no falló. Tenía cientos de mensajes, cientos, Rin. —dijo mirándome—. Supe de inmediato que era Kano, todos los mensajes eran burlándose de él, diciéndole cosas como que no era digno, o que no valía la pena. Y otros tantos amenazándolo con molerlo a golpes si no hacía lo que él le decía, y golpearme a mi. Salí de la habitación para preguntarle que mierda estaba pasando y fue cuando la realidad de todo me golpeó.