Capítulo 45. La dicha de tenerte de vuelta.

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Al día siguiente, pasó la misma situación, Suki-san había tenido que salir así que estaba sola con Souta en la habitación. Después de hablar con Smiley, me enteré de que le habían quitado el tubo endotraqueal porque sus órganos habían comenzado a funcionar, así que ya no necesitaba ayuda para respirar. Había sido un alivio, la verdad.

Se me había hecho difícil dormir durante la noche, así que no supe en que momento me quedé dormida en la silla junto a la cama, con la cabeza apoyada junto a las piernas del peliazul. Pero ahora, comencé a abrir lentamente los ojos al sentir un cosquilleo extraño en la cabeza, traté de organizar mis ideas y abrí los ojos de par en par al entender lo que sucedía.

—¡Souta!

Me levanté de golpe al notar que el cosquilleo provenía de las débiles caricias del peliazul sobre mi cabello. Estaba despierto. Estaba despierto y sus somnoliento ojos me miraban llenos de lágrimas, al igual que los míos. Me acerqué a él y trató de hablar, pero era evidente que no podía, así que le di un rápido beso en la frente y salí disparada de la habitación, buscando una enfermera.

Minutos después dos enfermas estaban dentro de la habitación revisando el estado de Souta, volteé hacia la puerta cuando el pequeño cuerpo de la doctora Yua atravesó la entrada.

—¡Algodón de azúcar! —exclamó acercándose a la cama—. ¡Gracias al cielo!

La doctora comenzó a revisarlo mientras le daba órdenes a las enfermeras, yo estaba en una esquina de la habitación sin mover ni un músculo, aún no procesaba bien que Souta estuviera despierto, pero estaba feliz. Revisaron sus signos, sus intravenosas, sus transfusiones de sangre, su respiración, y varias cosas más. Lo hidrataron y la doctora habló algunas cosas con él, o bueno, ella habló, porque el peliazul parecía no tener fuerzas ni para hablar.

—¡Rin-chan, al fin! —celebró la doctora acercándose a mi—. Souta finalmente despertó, debes estar feliz.

—Lo estoy —respondí con una sonrisa tímida y ella me la devolvió.

—Los dejaré solos, en unos minutos vendrá una enfermera para traerle comida al paciente, necesita recuperar fuerzas —informó caminando hacia la salida, yo asentí y ella le echó un último vistazo al peliazul antes de salir de la habitación.

Ahora estábamos los dos solos, nuevamente, pero era diferente. Él estaba despierto, y estaba mirándome. Sus bonitos ojos turquesas me miraban cansados y cristalinos, con su cuerpo recostado. Y yo lo miraba a él, insegura de qué movimiento debía hacer, pero con el alivio de poder ver sus ojos.

Dudosa, me acerqué lentamente hasta su cama, mientras el peliazul seguía mis pasos. Al llegar frente a él sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, lágrimas que me tomé la libertad de limpiar suavemente con mis manos. Acaricié sus mejillas mientras lo miraba, Souta era realmente lindo, al menos para mi. Podía estar pálido, débil, y recién levantado después de casi dos semanas sedado, y seguía siendo hermoso. Sus manos seguían siendo frías y sus ojos seguían siendo azules. Le sonreí cálida y él sólo alcanzó a mirarme enternecido. Souta estaba un poco perdido y lo entendía, así que me moví hasta su lado y me recosté contra la cama, cuidadosamente lo levanté y pasé mi brazo por sus hombros, abrazándolo contra mi cuerpo.

El peliazul no sabía qué hacer, y con las agujas en sus brazos, no era como si pudiera hacer mucho, así que sólo tumbó su cabeza hacia atrás para apoyarla en mi hombro. La sensación de la movilidad del cuerpo de Souta era simplemente reconfortante, como si no lo hubiese visto, ni sentido, moverse en mucho tiempo.

Con mi brazo derecho sobre sus hombros lo mantenía seguro, y con el otro acariciaba su brazo, mientras llenaba lenta y suavemente su mejilla y sien de besos. En su mejilla, en su pómulo, en su sien, en su cabeza, y otra vez en su mejilla. Souta lloraba silenciosamente mientras tenía pequeños espasmos y trataba de hundirse aún más en mis brazos, y yo, aunque tratara de ocultarlo, también dejabas que las lágrimas corrieran libremente por mis mejillas, incluso, humedeciéndo la sien del peliazul.

Magia de Luna azul | Souta Kawata - Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora