Después de mucho insistir, Souta se colocó frente a mi y se agachó, para que pudiera subir a su espalda.
Hanako estaba adelante nuestro ayudando a caminar a Chiasa, después de que la rubia se negara rotundamente a ser cargada por Smiley, pero el pelinaranja iba detrás de ellas por si de repente Hanako no podía soportar más peso. Chiasa ya se había calmado un poco, pero lloraba silenciosamente y contraía su cuerpo cuando caminaba, adolorida.
Llegamos al edificio y atravesamos la recepción hasta los ascensores, subimos a la habitación y Hanako abrió la puerta pasando con Chiasa. Souta me bajó de su espalda cuidadosamente y se volteó para tomarme suavemente en sus brazos.
—Rin... Por favor, déjame cuidarte.— pidió volviendo a inspeccionar mi cara. Estaba segura de que me veía terrible.
—No puedo, Souta-kun.— rechacé y me miró afligido. —Chiasa no está bien, no querrá que ustedes estén en la habitación.— expliqué y su ceño se suavizó, comprendiendo. —Hablaré contigo mañana, ¿sí?
Souta me miró por unos segundo y finalmente aceptó, me dio un pequeño beso en los labios y se fue a su habitación con Smiley.
Entré a la habitación y Hanako cerró la puerta del baño, dejando a Chiasa dentro. Me senté al borde de mi cama y en un segundo sentí como los brazos de la pelinegra me rodeaban desde atrás, abrazándome.
—Hana...— lloriqueé y volteé a verla, sus ojos también estaban vidriosos.
—¿Puedes contarme que pasó?— pidió.
Le conté todo, que llegué a la habitación de los gemelos y vi que Smiley no había llegado aún, que después llegué a la nuestra y vi que Chiasa no estaba, todo lo que corrí buscándola, la conversación que tuvimos y la aparición de esos tipos. Le conté todo lo que les hicimos y lo que nos hicieron, las lágrimas corrían por mi rostro sin poder evitarlo y de vez en cuando tenía que detenerme para tomar aire. Hanako escuchaba mi relato en silencio, con su cara igual de llena de lágrimas, mientras ocasionalmente me daba uno que otro pequeño beso en la frente y me apretaba más a ella.
Hanako me repetía lo fuerte y valiente que era, lo bien que había actuado y la pelea que había dado. Hanako me repetía que yo había salvado a Chiasa, que si yo no hubiese estado con ella las cosas habrían terminado mil veces peor.
Pero yo no lo creía así.
Sentía que yo la había condenado. Tal vez si no hubiese llegado a donde ella estaba entonces sólo se hubiese levantado y habría subido a la habitación. Tal vez si yo no hubiese insistido que me contara, tal vez si yo no la hubiese retenido en ese lugar por ese tiempo. Tal vez yo...
¿Yo lastimé a Chiasa?
—Hey, Rin.— me llamó Hanako con su ceño fruncido entre las lágrimas. —Sé lo que estás pensando, y tú no tienes la culpa de nada, ¿de acuerdo?. Tú corriste a buscarla porque estabas preocupada por ella, insististe en que te contara lo que le pasaba porque no ibas a ignorar sus sentimientos, y luego te lanzaste sobre esos tipos para protegerla.— dijo apartando los mechones de mi cara y dejando otro beso en mi frente. —Eres una heroína, Rin. Eres fuerte y valiente. Protegiste a Chiasa con todo lo que tenías y ella está agradecida por eso, lo sé.
Me abracé a Hanako y volví a llorar. Me sentía mal, sabía que no era mi culpa, pero mi fuerza no había sido suficiente. Y ahora Chiasa estaba herida.
La puerta del baño se abrió dejando ver a una rubia totalmente aseada y con sus heridas curadas por ella misma. Lentamente salió del baño y se acercó a nosotras y extendió sus manos hacia mi, las tomé y me levanté, con suavidad me rodeó con sus brazos y me abrazó, y mis ojos se llenaron de lágrimas otra vez.
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Magia de Luna azul | Souta Kawata - Tokyo Revengers
FanfictionRin Hayashi sabe que los gemelos Kawata son más de lo que aparentan, y sabe que detrás de ese ceño fruncido se esconde un amable corazón. Rin está enamorada de Souta Kawata, y con ayuda de sus amigas, está decidida a que sus sentimientos lleguen a é...