Mikey
—Gracias, preciosa —dije abriendo los ojos lentamente, enfocando mi mirada en la enfermera que se encontraba frente a mí.
—¡Oh, Dios mío! —exclamó, dando un salto hacia atrás que casi la hizo tropezar. Se llevó la mano al pecho, claramente sobresaltada por mi despertar repentino. La observé con una ceja alzada, examinándola detenidamente de arriba abajo sin ningún disimulo. Tenía un cabello precioso: largo, castaño oscuro y rizado, recogido en una coleta alta que dejaba escapar algunos mechones rebeldes alrededor de su rostro. Su piel morena era absolutamente hermosa, del color del caramelo, y su figura se adivinaba atractiva incluso bajo ese horrible uniforme hospitalario que parecía diseñado específicamente para ocultar cualquier atractivo femenino. Su rostro tenía algo angelical, con facciones suaves que le daban un aire juvenil, y sus ojos... sus ojos eran realmente cautivadores, grandes y expresivos.
Joder...
—¿Qué miras? —me preguntó extrañada, con esos ojos del color del café con leche fijos en los míos. Sus mejillas se tiñeron de un suave color rosado que la hacía lucir aún más encantadora.
—¿No puedo mirarte? —me crucé de brazos, apoyando mi espalda contra la almohada que tenía detrás, mirándola con expresión inexpresiva pero estudiándola con interés.
—No es eso, es solo que... me pone nerviosa —apartó la mirada de la mía, volviendo a concentrarse en la carpeta médica que tenía entre las manos. Su timidez resultaba evidente, así como esa dulzura natural que emanaba de ella. Había algo familiar en su rostro, como si la hubiera visto en algún otro lugar, pero no lograba ubicar dónde.
—¿Crees que soy demasiado joven para ser empresario? —la observé en todo momento, esperando con verdaderas ganas que esos hermosos ojos volvieran a cruzarse con los míos.
—Ehm... bueno, en mi humilde opinión, creo que sí —asintió cerrando los ojos por un momento, como si estuviera pensando cuidadosamente su respuesta—. Un poco bastante, la verdad —me volvió a mirar con una sonrisa tímida.
—Bueno, tú eres enfermera y pareces de trece años —la miré seriamente, manteniendo los brazos cruzados mientras esperaba su reacción.
Su rostro se transformó completamente ante mi comentario, esa dulzura angelical se desvaneció y fue reemplazada por una expresión de indignación que hizo que sus ojos brillaran peligrosamente.
—¿Perdón? ¿Cómo que trece años? Tengo veinte —me miró fijamente, dejando la carpeta sobre la mesa con un golpe seco, claramente molesta por mi observación.
—No es mi culpa que tengas aspecto de adolescente —repliqué, disfrutando secretamente de ver cómo se encendía su temperamento.
—Gilipollas —murmuró en un susurro apenas audible, apretando la mandíbula con evidente irritación.
—¿Perdón? —arqueé las cejas fingiendo no haber escuchado bien, aunque había captado perfectamente cada palabra.
—Mire, le voy a decir algo: no le permito que opine sobre mi físico, ¿entendido? —me enfrentó con el rostro enrojecido por la ira, sus ojos echando chispas.
—Tú opinaste sobre mi edad y yo no me quejé —repliqué con tranquilidad, encontrando divertida su reacción tan apasionada.
—¡Porque usted me lo preguntó primero, ignorante de mier...!
Antes de que pudiera terminar su frase, la puerta se abrió y entró Nelson junto a otra enfermera mayor, interrumpiendo abruptamente nuestra acalorada discusión.
—¿Ocurre algo, Antonella? —preguntó la enfermera mayor, mirando con preocupación a la joven morena que tenía las mejillas todavía sonrojadas.
Así que se llama Antonella... nombre precioso.
ESTÁS LEYENDO
Adicto amor [#1]
RomanceAntonella Presly una chica responsable y amable, con un sueño que seguir y conseguir se encuentra con Mikey Grace, un gran empresario el cual tiene una vida ajetreada con el tema de contrabando de armas y dinero. Un amor lleno de pasión y poder...
![Adicto amor [#1]](https://img.wattpad.com/cover/282671197-64-k179503.jpg)