Me bajé las gafas de sol al ver cómo Antonella se acercaba a mí.
—Amor, ven a darte un baño, el agua está buenísima —dijo mientras se escurría el pelo con las manos.
—No, gracias —la observé de arriba a abajo. Llevaba un bikini rojo que marcaba sus pezones y resaltaba su figura—. ¿No crees que se te marcan mucho los pezones?
—Es así el bikini, no tiene relleno —respondió, mirando sus pechos con naturalidad.
—Pues no me gusta —dije, mirándola con seriedad.
—Pues no me importa, yo me pongo lo que quiera —contestó, cruzándose de brazos y mirándome con una mezcla de molestia y desafío. La tomé del brazo con suavidad, tumbándola debajo de mí en la tumbona.
—Solo yo puedo mirar esos pezoncitos —dije mientras acariciaba uno de ellos suavemente. Antonella mordió sutilmente su labio, pero sus ojos mostraban preocupación.
—Mikey, ¿qué estás haciendo? Estamos en público —susurró, mirando a su alrededor con las mejillas teñidas de un rosa anaranjado.
—¿Me ves con cara de que me importe?
—No...
—Pues ya está —respondí, pellizcando sutilmente sus pezones. Un jadeo escapó de sus labios antes de que se cubriera rápidamente los pechos, completamente ruborizada.
—Mikey, ya, por favor —murmuró, mirando a todos lados para asegurarse de que nadie nos observaba.
—Te ves tan linda así —dije, sonriendo de lado mientras la miraba intensamente.
—¡Jódete, Grace! —se levantó de la tumbona, lanzándome una mirada fulminante.
—Tú y tu mal humor —me puse nuevamente las gafas, divertido por su reacción.
—¡Veeeeen, por favoooor! —me suplicó, haciéndome ojitos, sabiendo perfectamente cómo manipularme.
Suspiré, rindiéndome ante su insistencia.
—Vale —dije, levantándome a regañadientes.
—¡Sí, sí, sí! —exclamó, dando pequeños saltitos de emoción mientras tiraba de mi brazo.
Así pasamos el resto del día: bailando, bebiendo y nadando. Bueno, los demás nadaban; yo preferí quedarme en la orilla, observándola disfrutar.
A la mañana siguiente, me desperté abrazado a Antonella, con mi cara cómodamente apoyada entre sus suaves y cálidos pechos. Alcé la vista para ver si seguía dormida.
—Buenos días, muñeca —susurré mientras pasaba las yemas de mis dedos por su espalda descubierta.
—Buenos días, mi bebé hermoso —respondió, acariciando mi cabello con suavidad y cariño—. ¿Dormiste bien? —rió suavemente, sabiendo exactamente a qué se refería.
—Como entre dos nubes —dije, sonriendo con satisfacción.
—Se nota, no dejabas de frotar tu cara entre mis pechos —dijo Antonella con una sonrisa juguetona.
—Estaba teniendo un orgasmo en sueños —respondí, guiñándole un ojo. Ella soltó una carcajada, negando con la cabeza.
—Yo tengo orgasmos, pero antes de dormirme —contestó, con una sonrisa pícara.
—¿Te masturbas antes de dormir sin que me dé cuenta? —pregunté, apoyando mi barbilla en mi mano y mirándola con curiosidad.
—Mmmm... creo que mejor me voy a duchar —respondió rápidamente, levantándose de la cama.
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Adicto amor [#1]
RomansaAntonella Presly una chica responsable y amable, con un sueño que seguir y conseguir se encuentra con Mikey Grace, un gran empresario el cual tiene una vida ajetreada con el tema de contrabando de armas y dinero. Un amor lleno de pasión y poder...