Mikey
Salí del probador donde se encontraba Antonella y me dirigí hacia Pluto, que estaba inmerso en la contemplación de varios conjuntos de ropa interior. Su expresión era de total concentración, pero no pude evitar hacer un comentario.
— Creo que talla para ti no hay — le dije, con los brazos cruzados.
— Ja ja ja — rio Nelson, pero su tono era más sarcástico que divertido. — Bueno, ¿cuándo le dirás a Antonella?
— Cuando lleguemos a casa — respondí con seriedad.
— ¿Cómo crees que lo tomará? — preguntó, con una mezcla de curiosidad y preocupación.
— No lo sé ni me importa, lo que hago es por su bien — contesté, intentando mantener la determinación.
— Eso sí — dijo, asintiendo.
Después de un rato más de compras, salimos de la tienda. Nelson, que estaba claramente cansado de las compras interminables, se quejó con algo de humor.
— Madre mía, un año comprando un conjuntito.
— Qué quejica eres, Nelson— le respondió con una sonrisa burlona. — Nadie se queja cuando tú te tiras una hora comprando corbatas de todos los colores.
— Siempre hay que ir preparado — replicó Nelson con un tono defensivo.
— Lo mismo digo, cara lámpara — le sacó la lengua de manera juguetona, y él respondió con un pellizco en la lengua, lo que provocó una queja de Camila.
Finalmente, llegamos al garaje del centro comercial y subimos al auto. Arranqué y me dirigí a casa, el trayecto transcurrió en silencio.
Una vez en nuestro hogar, bajamos del carro. Miré a Antonella, que estaba cerrando la puerta del vehículo, y me dirigí a ella con seriedad.
— Tenemos que hablar, Antonella — le dije.
— Dime — me respondió, mirándome con atención con esos grandes ojos.
Eché una mirada de advertencia a Nelson, quien captó la señal rápidamente y se llevó a Camila hacia adentro.
— Bueno, en pocas palabras, vas a volver a España con tu familia — dije, sin rodeos.
— ¿Qué? — su rostro se llenó de desconcierto.
— Lo que escuchas. Hoy por la tarde te vas a Madrid.
— ¿Pero por qué, qué pasó? — preguntó, con un tono de creciente angustia.
— No tengo que darte explicaciones, simplemente te vas.
Antonella frunció el ceño, su rabia era palpable. Hasta que estalló
— ¿Quién crees que eres, me traes aquí a la fuerza y ahora me echas como si nada? ¡No soy un juguete o un objeto!
— Antonella... — intenté decir algo, pero me interrumpió.
— ¡¿Qué, Antonella qué, ya te aburriste de mí, es eso?! — su voz estaba llena de dolor.
Vi cómo su rostro se llenaba de tristeza y desilusión. No entendía por qué estaba reaccionando de esta manera. Había tomado una decisión por su bien, pero parecía que no podía ver más allá.
— ¿Qué te hizo cambiar de opinión? Antes no querías estar aquí y ahora quieres quedarte — le pregunté, confundido.
— Pues... ya casi es Navidad y quería pasarlo con Camila y Nelson... — respondió, pero su tono no parecía sincero.
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Adicto amor [#1]
RomantikAntonella Presly una chica responsable y amable, con un sueño que seguir y conseguir se encuentra con Mikey Grace, un gran empresario el cual tiene una vida ajetreada con el tema de contrabando de armas y dinero. Un amor lleno de pasión y poder...