Epílogo

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Antonella

Dos años después

Han pasado dos años desde la supuesta muerte de Mikey. Digo "supuesta" porque nunca se encontró su cuerpo, y la explicación que nos dieron fue que pudo haberse desintegrado debido a la explosión y las llamas.

No he querido aceptar que esté muerto, pero si no es así, ¿dónde podría estar? Siempre me he preguntado esto, ya que es muy extraño que no haya intentado comunicarse con nosotros. Mi psicóloga me ha dicho que no me atormente con estas preguntas, ya que podría afectarme negativamente. Ella suele decir:

— Hay que aprender a pasar página, aunque cueste y duela.

Volví a Madrid nuevamente, pero esta vez sola. Camila y Margarita decidieron quedarse, ya que allí estaba su vida construida, aunque me visitan de vez en cuando. Nelson también se quedó, aunque ahora está viajando por temas relacionados con el legado de Mikey.

Mudándome de nuevo a Madrid con mi familia, pensé que me haría bien, y en parte fue cierto. Me gradué como auxiliar de enfermería, aunque el embarazo se complicó durante los primeros meses con náuseas y mareos constantes durante las prácticas.

Poco a poco, me fui acostumbrando a hacer todo sola, o mejor dicho, sola con mi niño. Sí, nació un hermoso varón al que llamé Mike. Mi precioso Mike Grace Presley.

Es un niño hermoso, la viva imagen de su padre. Tiene el pelo rubio con pequeños reflejos castaños; sus ojos son semírasgados y de un azul cielo igual que los de Mikey; sus labios son carnosos como los míos, y su nariz puntiaguda como la de Mikey. Creo que lo único que heredó de mí son el pelo rizado, los labios carnosos y unas pequeñas pecas.

Los primeros meses fueron los más duros. Lloraba sin parar, mis ojos se hinchaban, no comía ni dormía. Estaba pendiente de que Mikey entrara por la puerta y me abrazara.

Poco a poco, y con mucho esfuerzo, entre todos me ayudaron a salir del oscuro lugar en el que yo sola me había metido. Estoy profundamente agradecida por su apoyo incondicional.

Matías y Catalina, mis grandes amigos de la infancia, también fueron de gran ayuda. Les conté mi historia, omitiendo el aspecto de la vida de Mikey. Tiempo después, conocí a Natt en el hospital durante mis prácticas. Él era un joven dedicado a convertirse en doctor y me ayudó a no pensar en lo que me dolía. Su apoyo fue crucial para seguir adelante.

Natt se enamoró de mí y, por razones obvias, tomé distancia, necesitaba tiempo para mí y para mi hijo. Margarita me aconsejó que no lo apartara de mi vida si él me hacía bien. Aunque me daba miedo volver a sentir, Natt me ayudó a abrirme de nuevo y me dio refugio en sus brazos.

Con el tiempo, me fui desenvolviendo con él. Me comprendió y me apoyó durante el embarazo. Empezamos a salir y, finalmente, nos comprometimos. Sé que todo fue rápido, pero quería avanzar y ser feliz.

En el nuevo año, nos casamos y desde entonces he vivido momentos maravillosos. Mi marido es increíble, me ama y respeta, y mi hijo es lo más importante en mi vida, el motor que me impulsa a seguir adelante. 

Tuve muchas dudas sobre casarme con Natt; nunca pude sacar de mi mente a Mikey, y creo que nunca lo podré hacer del todo. Sin embargo, muchas personas me dijeron que era una puerta abierta hacia una nueva vida, y Mikey también me animó a seguir adelante.

Casarme con Natt no significaba olvidar a Mikey o reemplazarlo; significaba abrirme a nuevas experiencias y a un nuevo tipo de amor. Aceptar esta nueva etapa de mi vida fue un desafío, pero fue un paso necesario para seguir adelante. Aunque el dolor y la nostalgia por Mikey siempre estarán presentes.

Adicto amor [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora