Antonella
Salí del cuarto de baño y me dirigí al armario en busca de algo cómodo para ponerme. Opté por un chándal negro y bajé al comedor, donde encontré a Nelson y Camila. Estaban colocando los platos y cubiertos en la mesa.
Han pasado varias semanas desde que estoy viviendo con Mikey y sus hermanos. La verdad es que me he sentido muy cómoda y cuidada por ellos.
He podido hablar con mis padres con frecuencia, haciendo videollamadas que a veces duran horas. Ellos están mucho más tranquilos ahora que saben que estoy bien.
Con Camila y Nelson me divierto mucho; tienen un humor muy peculiar que me hace reír constantemente.
Con Mikey todo parece estar igual, o al menos eso creo. A veces sale de casa y no regresa hasta la mañana siguiente. Según Nelson, trabaja mucho. Mikey me ha hecho varios regalos y me ha tratado muy bien. Sin embargo, hay veces que, cuando estoy con él, mi corazón se acelera y no sé por qué.
Esa mañana, me encontraba en la cocina preparando el desayuno para todos, haciendo tostadas con queso crema y otras con mermelada.
—Buenos días —escuché una voz ronca detrás de mí, lo que me asustó.
—¡Joder, Mikey, qué susto! —me llevé la mano al pecho, intentando calmar mi respiración acelerada.
—¿Tanto te sorprendo? —me preguntó con las manos en los bolsillos y vestido con un traje.
—Ya quisieras —le respondí negando con la cabeza mientras continuaba con lo mío.
—Mikey, querido, te espero en el despacho —oí de repente una voz femenina que provenía de la sala de estar. Me giré de inmediato para ver aquella mujer
—¿Quién es? —pregunté, mirándolo con curiosidad.
—Nadie importante, luego bajo —respondió con seriedad antes de salir de la cocina y subir las escaleras.
Me quedé terminando el desayuno, un poco desconcertada por la voz de la mujer que había escuchado.
—¿A dónde tan pensativa? —me sorprendió la voz de Nelson, que había entrado en la cocina.
—Oh, Nelson, buenos días —le sonreí ligeramente.
—Uy, uy, ¿qué te pasa? —preguntó, acercando su rostro al mío como si quisiera adivinar lo que me ocurría.
—Nada, vamos a desayunar —le dije, llevando el desayuno al comedor, donde Camila estaba medio dormida, acostada en la mesa. —¡Oye, despierta! —la moví suavemente para que reaccionara.
—Ya, ya estoy despierta —dijo limpiándose la baba y acomodándose el pelo.
Nelson y yo nos reímos, luego tomamos asiento y empezamos a desayunar.
—Oye, ¿y Mikey? ¿Por qué no ha bajado? —preguntó Camila, dándole un sorbo a su té.
—Está arriba, hablando con alguien —respondió Nelson.
—Oh, pues le subiré el café, al menos —dijo Camila, levantándose de la silla.
—No, tranquila, ya se lo llevo yo —me apresuré a decir mientras cogía la taza de café.
—En serio, puedo ir yo —insistió Camila.
—Lo sé, pero quiero hacerlo yo —le respondí sacándole la lengua juguetonamente y subí al despacho.
Cuando llegué a la puerta, levanté la mano para llamar, pero me detuve.
¿Qué estarán haciendo? me pregunté.
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Adicto amor [#1]
RomanceAntonella Presly una chica responsable y amable, con un sueño que seguir y conseguir se encuentra con Mikey Grace, un gran empresario el cual tiene una vida ajetreada con el tema de contrabando de armas y dinero. Un amor lleno de pasión y poder...