Antonella
El sol comenzaba a colarse por la ventana, proyectando rayos dorados que danzaban sobre las paredes de la habitación. Abrí los ojos lentamente, aún adormilada, y noté que Mikey ya no estaba a mi lado en la cama. No me sorprendió; él siempre se levantaba al alba, probablemente a las cinco de la mañana, para hacer ejercicio. Escuché voces animadas provenientes del exterior, probablemente Camila y Nelson, siempre llenos de energía incluso a estas horas. Bostezando, me levanté de la cama, estirando los brazos, y me dirigí al baño para asearme y tomar una ducha rápida, dejando que el agua tibia disipara los últimos vestigios del sueño.
Salí del cuarto de baño con una toalla envuelta alrededor del cuerpo y me acerqué al armario, buscando algo que fuera cómodo pero también bonito, algo que reflejara mi estado de ánimo: ligero, confiado, pero con un toque de sofisticación. Había tantas opciones que me tomó un momento decidir. Finalmente, opté por una blusa blanca sin mangas de tirantes finos, con detalles de encaje que se ceñía delicadamente al busto y caía con una suavidad que aportaba movimiento y elegancia. Combiné la blusa con un pantalón vaquero de corte recto y ligeramente acampanado, que estilizaba mis piernas. Completé el look con unas sandalias de tacón bajo blancas, con tiras cruzadas y pequeños lazos que añadían un toque femenino. Me peiné los rizos, dejándolos en un medio recogido que dejaba algunos mechones sueltos enmarcando mi rostro, dándome un aire fresco y natural. Con un último vistazo al espejo, sintiéndome más segura, bajé al comedor.
Allí encontré a Nelson y Camila, ocupados colocando platos y cubiertos en la mesa, charlando animadamente como siempre. Habían pasado varias semanas desde que llegué a vivir con Mikey y sus hermanos, y la verdad es que me sentía sorprendentemente cómoda y cuidada. Había encontrado un hogar improvisado en esta dinámica caótica pero cálida. Las videollamadas frecuentes con mis padres, que a veces se prolongaban durante horas, habían calmado sus preocupaciones; ahora sabían que estaba bien, aunque seguía omitiendo los detalles más oscuros de mi situación. Con Camila y Nelson, la vida era una constante aventura: sus bromas, su humor peculiar y sus ocurrencias me hacían reír hasta que me dolían las mejillas. Pero con Mikey... con él todo era un torbellino de contradicciones. A veces desaparecía de la casa y no regresaba hasta la mañana siguiente, según Nelson, por asuntos de trabajo. Me había hecho varios regalos —el collar con el diamante seguía siendo mi favorito— y me trataba con una gentileza que contrastaba con su fachada fría. Sin embargo, en su presencia, mi corazón se aceleraba sin razón aparente, y el odio que una vez sentí por él se había desvanecido, reemplazado por una confusión que me hacía cuestionar mis propios sentimientos.
Esa mañana, decidí en preparar el desayuno para todos: tostadas con queso crema, otras con mermelada de fresa y un par de jugos recién exprimidos. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con la calidez del ambiente hogareño.
—Buenos días —escuché una voz ronca detrás de mí, tan cerca que me hizo dar un respingo, casi dejando caer la espátula.
—¡Joder, Mikey, qué susto! —me llevé la mano al pecho, intentando calmar mi respiración acelerada mientras me giraba para enfrentarlo. Allí estaba, con las manos en los bolsillos, vestido con un traje impecable que parecía gritar poder y sofisticación, su cabello aún húmedo del ejercicio matutino.
—¿Tanto te sorprendo? —preguntó con una media sonrisa arrogante, inclinándose ligeramente hacia mí, sus ojos azules brillando con ese desafío que siempre me descolocaba.
—Ya quisieras —repliqué, negando con la cabeza mientras volvía a las tostadas, intentando ignorar el calor que subía por mi nuca ante su cercanía.
—Mikey, querido, te espero en el despacho —interrumpió una voz femenina, sensual y segura, que provenía de la sala de estar. Me giré de inmediato, movida por una curiosidad que rayaba en la inquietud, buscando a la dueña de esa voz.
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Adicto amor [#1]
RomanceAntonella Presly una chica responsable y amable, con un sueño que seguir y conseguir se encuentra con Mikey Grace, un gran empresario el cual tiene una vida ajetreada con el tema de contrabando de armas y dinero. Un amor lleno de pasión y poder...
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