Adicto amor [#1]

Capítulo 19

Mikey

Aparqué frente a la cabaña y apagué el motor. Antonella apagó la radio y salió del auto con una gran sonrisa, mirando a su alrededor con asombro.

— Wow, es precioso — dijo, con los ojos brillando de emoción.

— ¿Te gusta? — la observé mientras me apoyaba en el auto y sacaba el váper de mi bolsillo.

— Me encanta — respondió, girándose hacia mí con una sonrisa radiante. Sin embargo, su expresión se tornó preocupada al verme con el váper en la mano — ¿Mikey, fumas?

— Solo cigarrillo electrónico — le di una calada al váper, dejando que el humo se escapara lentamente por mi boca y nariz.

— Nunca te había visto hacerlo — comentó, todavía algo extrañada.

— Es que nunca quise fumar delante tuya — expliqué con una media sonrisa, tratando de tranquilizarla.

— Oh, ok — sonrió de nuevo, esta vez con más suavidad.

Tomé su mano, entrelazando sus dedos con los míos, y tiré de ella hacia la cabaña.

— Vamos a ver la cabaña, nena — sugerí, mientras caminábamos juntos hacia la entrada.

Antonella no dejaba de mirar a su alrededor con una expresión de pura alegría, y eso me hacía sentir una calidez indescriptible en el pecho. Me encantaba verla feliz, ver cómo sus ojos se iluminaban con cada nuevo detalle que descubría.

— Es muy bonito, Mikey — dijo, mientras se adentraba más en la casa, su mirada curiosa recorriendo cada rincón.

Al cruzar la puerta, lo primero que encontró fue el salón, con su chimenea de piedra, varios muebles cómodos y una mesita en el centro. Un gran ventanal se extendía desde el comedor, ofreciendo una vista increíble del lago que se encontraba detrás de la casa.

Antonella continuó inspeccionando la cabaña, deteniéndose en la cocina antes de subir a la segunda planta. La cocina era de madera, amplia y acogedora, con una linda terraza justo al lado.

— Mikey, es increíble — comentó emocionada, volviéndose hacia mí con una sonrisa radiante.

— Aún te falta ver la otra planta, que seguro te gustará aún más — le dije, disfrutando de su entusiasmo.

— Uy uy — exclamó con una sonrisa traviesa antes de subir rápidamente las escaleras.

Al llegar arriba, empezó a recorrer el corto pasillo que se extendía hacia la izquierda. Abrió la única puerta al final y encontró un jacuzzi reluciente.

— Oh, Grace, me quieres impresionar, ¿eh? — dijo con una sonrisa pícara, saliendo de la habitación y encontrándose conmigo en el pasillo.

— Y lo estoy haciendo, ¿o no? — respondí con orgullo, sabiendo que había acertado con el lugar.

— Aja — rio, mientras continuaba explorando.

Se dirigió hacia el pasillo de la derecha, abrió la primera puerta y encontró un pequeño baño de invitados. Lo cerró rápidamente y siguió hacia la siguiente puerta. Al entrar, se encontró con nuestro cuarto, que era amplio y acogedor, con una cama de matrimonio enorme, un mini tocador, varios asientos y un gran ventanal que ofrecía una vista impresionante del lago. El cuarto también tenía un baño privado y un vestidor.

— Ooooooh — exclamó, antes de tirarse en la cama y rodar de un lado a otro con una risa alegre.

— ¿Te gusta? — la miré, sintiendo que una sonrisa se dibujaba en mi rostro al verla tan feliz.