Capítulo 21

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Antonella

Una semana después.

Era viernes por la tarde y ya habíamos regresado de la cabaña. Mikey me había dicho que Margarita vendría hoy, así que me encontraba junto a Camila en la cocina, ultimando los detalles de la comida.

— ¿Crees que le gustará? — pregunté, nerviosa, mientras observaba las albóndigas que acabábamos de preparar.

— Claro, tía. Relájate un poco, que pareces a punto de desmayarte — respondió Camila, riendo mientras me daba una palmadita en la espalda.

— Es que quiero que todo salga perfecto — sonreí, tratando de calmar mis nervios. Me hacía mucha ilusión conocer a las personas importantes para Mikey, ya que eso me demostraba que estaba ganando un lugar especial en su vida.

— Ya llegaron — escuché la voz de Pluto desde la entrada.

Sentí cómo los nervios se apoderaban de mí, y mi estómago comenzó a revolverse. Me miré de arriba abajo para asegurarme de que mi atuendo era adecuado: un vestido azul marino con mangas farol, un escote fruncido y unas zapatillas blancas.

Tal vez es demasiado formal o, por el contrario, muy informal, pensé para mí misma, sintiendo una mezcla de ansiedad y emoción.

— Tierra a Antonella, ¿me recibes? — Camila pasó su mano frente a mi rostro para sacarme de mis pensamientos.

— Eh... — la miré, algo desorientada.

— Tía, ¿estás bien? — preguntó, cruzándose de brazos con una expresión de preocupación.

— Sí, sí — asentí rápidamente — Mejor llevaré esto a la mesa. — Cogí la bandeja de albóndigas y me dirigí al comedor, donde estaban Mikey, Nelson y una mujer que supuse era Margarita.

— Mira, vieja, ella es Antonella — dijo Mikey señalándome. La mujer me observó con una amplia sonrisa. Era bastante guapa; su rostro tenía algunas arrugas que denotaban su experiencia, pero sin perder su elegancia. Su cabello castaño estaba recogido en un moño, y sus ojos café, aunque más claros que los míos, reflejaban calidez.

— Hola, señora, un gusto conocerla — dije, dejando la bandeja en la mesa y acercándome con algo de timidez para darle dos besos en las mejillas.

— Llámame Margarita, preciosa — me respondió con una sonrisa amable, aceptando los besos.

— Está bien, Margarita — dije, intentando sonreír a pesar de mis nervios. Me sentía tan ansiosa que pensé que me iba a dar diarrea. Mikey notó mi inquietud y tomó mi mano para tranquilizarme.

— ¿Ya está todo listo? — me preguntó con esos ojos azul cielo que siempre me volvían loca.

— Emm... sí, ya está todo listo — le respondí con una sonrisa, tratando de transmitir seguridad.

— Perfecto, pues a comer — comentó Nelson, mirando la comida con evidente apetito.

— Hambriento como siempre — dijo Camila, entrando con las bebidas. Nelson la fulminó con la mirada. — ¡Tataaaa! — exclamó Camila, abrazando a Margarita con entusiasmo.

— Mi niña, cuánto has crecido — dijo Margarita, besándome en la frente — ¿Ya tienes novio?

— ¡Qué, no! — respondió, notando que se ponía algo nerviosa — Mejor vamos a comer, venga.

Nos sentamos todos a la mesa, nos servimos y comimos tranquilamente mientras charlábamos.

— Estuvo exquisito, querida — me dijo la señora Margarita con una sonrisa.

Adicto amor [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora