Capítulo 17

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Antonella

Princesa, ya hemos llegado, princesa...

Escuché la voz de Mikey en un susurro suave, casi imperceptible.

Mis ojos se abrieron lentamente debido a la luz que iluminaba mi rostro. Me estiré, intentando deshacerme de la sensación de pesadez.

— ¿Dónde estamos? — murmuré adormecida, mientras me cubría la cara con las manos.

— En el jet, ya hemos llegado, hermosa — respondió él, acariciando suavemente mi cabello.

— ¿Tan rápido? — pregunté, confundida, mirándolo con los ojos aún pesados de sueño.

— Has pasado todo el viaje durmiendo — dijo, sonriendo sutilmente.

— Ups — me reí tímidamente.

Me miró con una sonrisa débil en los labios; su presencia era simplemente perfecta, todo en él parecía estar en su lugar.

— Tierra llamando a Antonella — dijo, golpeando ligeramente mi frente con un dedo.

— ¡Oye! — protesté, haciendo pucheros mientras tocaba mi frente.

— Vamos, Camila te está esperando.

— ¡¡Camilaaa!! — me levanté de golpe, emocionada.

— Te emociona más estar con ella que conmigo, ¿eh? — me miró con una ceja levantada.

— No seas tonto, solo la extraño. Vamos, ¡rápido! — tiré de su brazo, que estaba tan musculoso. Mikey se levantó del asiento con facilidad.

— Si me arrancas el brazo, ¿quién te meterá los dedos? — preguntó con su habitual tono directo, algo que siempre me sorprende pero también me gusta.

— Yo misma — le respondí con una mirada pícara antes de bajar del avión.

Mikey sonrió de lado y salió del jet. Al bajar, subimos a un auto negro que nos esperaba junto a Nelson.

— Ya verás cómo se pondrá de contenta Cami — dijo Nelson, con una gran sonrisa, como siempre.

— Tengo tantas ganas de verla, puuuf — solté un suspiro de emoción.

— Pues imagínate cómo se sentirá ella — rio, al igual que yo. Éramos tan parecidas en nuestras reacciones.

Un rato después, llegamos a una gran mansión. La entrada estaba adornada con un hermoso arco y un muro alto rodeaba la propiedad.

— Wow, casa nueva — dije, atónita.

— Tuvimos que mudarnos por razones de seguridad — explicó Mikey con seriedad mientras salía del auto.

— Entiendo — respondí, saliendo también y observando los altos muros que separaban la casa de la calle.

Las puertas de entrada se abrieron hacia los lados, revelando la impresionante mansión frente a nosotros. Era enorme, con una gran fuente justo al entrar y escaleras a ambos lados. Había pequeños jardines adornados con flores y arbustos.

— Es increíble — murmuré, sin poder evitar mirar todo con asombro.

— Lo que te falta por ver — contestó Nelson, comenzando a subir las escaleras del lado derecho junto a Mikey. Yo los seguí.

Las empleadas, que reconocía de la casa anterior, nos recibieron con sonrisas radiantes.

— Bienvenidos — dijeron, abriendo las puertas para dejarnos pasar.

Una vez dentro, admiré todo a mi alrededor. Las paredes eran de un suave color crema, y frente a la entrada había una gran escalera que conducía al segundo piso. A mi derecha, había un hermoso salón decorado en tonos crema, y a mi izquierda, una amplia cocina.

Adicto amor [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora