Capítulo 34 "Nunca me prometió nada. Nunca"

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Capítulo 34


“Nunca me prometió nada. Nunca”



Dio su nombre, dijo a quién visitaría y entró. El lugar estaba apretado. En el patio yacían niños de varias edades, jugando con pelotas saltarinas, aprovechando lo que al parecer era nuevo piso vitro color blanco. El aspecto de la estancia era común y corriente. Kai notaba que algunas paredes se encontraban despintadas, y que el techo en algunas partes estaba carcomido por la humedad. Esa noche llovería y ya estaba comenzando a notarse en esa casa hogar, que parecía una especie de escuela.



El lugar era humilde, notablemente decaído, pero en el fondo se podía sentir una luz resplandeciente. A pesar de la falta monetaria, aquel lugar irradiaba calor de hogar. Kai nunca había pisado una casa hogar y no tenía ni puta idea de que se sintiera de esa manera. Tal vez no en todas las casas hogares pasaba lo mismo. Quizá se podía sentir esa tranquilidad y armonía por el grandioso aroma que yacía de una de las habitaciones que parecía ser la cocina. Y lo era. Kai lo corroboró cuando de la nada, un montón de niños armaron una fila.



Los niños iban y venían. Corrían hacía ese lugar, como si algo bueno estuviese esperándolos. Kai estaba en lo correcto. Al paso de los segundos, la fila iba desvaneciéndose, muy lentamente, y en cada instante, los niños que anteriormente hacían fila, ahora salían felices, sosteniendo entre las manos y apretando con los dedos un rollo de canela. Para el moreno ver eso se hizo agotador. No era el hecho de ver a los niños corriendo y jugueteando. Se trataba de la emoción que se miraba en sus rostros al sostener un trozo de pan.



Kai nunca había estado en una situación semejante. Él podía ver a las personas comer cosas dulces, pero los niños de ese lugar parecían apreciar el pan que se les estaba dando. Se miraban felices, agradecidos, y cuidaban de los alimentos. Quizá en algún momento Kai pensó que las personas de bajos recursos se comportaban de ese modo ante las circunstancias, pero su imaginación no le llegaba ni siquiera a los talones a la cruda realidad. Las diapositivas que estaba viendo eran cien por ciento reales y no había nada más amargo que presenciarlo.



Por un momento, Kai se encogió de hombros. Estaba dispuesto a irse de esa realidad que no quería ver. No estaba acostumbrado a las situaciones deprimentes, no obstante, se sintió más intrigado. ¿Cómo vivían esas personas? ¿Alcanzaban a comer bien? ¿Lavaban sus ropas? ¿Cada cuando comían cosas dulces?  Eran tantas cosas… tantas dudas. 



Sin esperar más tiempo, Kai se acercó a la fila, formándose también. Una mujer anciana le sonrió, imaginándose que ese chico moreno y guapo venía con Soo. Eran tantos niños que al principio no podía encontrar al ojón, pero cuando la fila avanzó y varios niños salieron corriendo por sus costados, lo vio. Ahí estaba Soo, sentado en cuclillas y riéndose con una pequeña niña. Sostenía un rollito de canela en la mano y platicaba con la pequeña mujercita.

Lover's Spit [TaoRis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora