Por más que me esfuerzo, mis brazos no logran calentar el frío que la martiriza en estos momentos. Sin duda, este es el peor manantial al que Zelda se ha introducido a realizar sus oraciones, helado como la indiferencia del rey. ¿Cómo es posible que se exponga a tanto sufrimiento, y encima el día de su cumpleaños? Nunca estuve de acuerdo con esto, pero lo que siento por ella hace que la apoye incondicionalmente.
- No quisiera irme de tus brazos, Link. – dijo ella, calmándose del frío. – Pero los demás nos esperan en el Paso Este.
Molesto, pero sin demostrarlo, le di la señal para que avance primero. La ida al Monte Lanayru fue un total fracaso, pues ese poder no tuvo la voluntad de salir.
¿Hasta cuándo te tocará sufrir, princesa?
Nuestros pasos se aproximan hasta cuatro individuos. Para variar a tres de ellos no puedo verles el rostro, pero a Mipha la reconozco de inmediato. Imagino que todos ellos son los mismos que estuvieron en el Altar Ceremonial, los Campeones.
- ¿Y bien, princesa? – pregunta uno de los seres, bastante corpulento. – ¿Si funcionó la meditación?
Zelda, desconsolada y afectada, mueve la cabeza en signo de negativa, causando la misma sensación en todos los presentes, sobre todo en mí.
Cómo me duele verla desconsolada, y me llena de impotencia no poder hacer nada por ella.
- ¿No sentiste el poder? – preguntó otro, el que recuerdo no habló tan bien de mí. – Qué pena, es una lástima.
- Lo siento mucho.
Es todo lo que Zelda pudo decir. Ni siquiera tenía cara para mirarlos, a pesar de que ellos, aunque estuvieran apenados, no se veían decepcionados o molestos con ella.
- Ánimo, princesa. – habló la mujer fuerte y empoderada, mientras se acercaba hasta ella. – Lo diste todo, lamentarte no sirve de nada.
- Pero...
- ¿Y qué si ir a la montaña a rezar no funcionó? – preguntó la dama. – Lo importante es que no pierdas la esperanza. Seguro que hay otras formas de despertar ese poder.
Mi mirada sigue fija en Zelda, pero poco después cambia a Mipha, quien como siempre, gentil y preocupada, se acerca a ella.
- Disculpa...
Zelda alza la mirada a Mipha para escuchar lo que desea decirle.
- Recuerda lo que hemos conversado... – Mipha hizo una pausa, nerviosa, para luego seguir hablando. – En lo que sucede cuando uso mi poder curativo... en lo que suele pasar por mi mente.
- Mipha... – habló Zelda.
- Y ahora sé que...
Mas las palabras de Mipha se ven interrumpidas, pues un fuerte temblor nos azota. Yo solo me preocupo en tomar a Zelda de los hombros para evitar que se caiga, mientras que otro de nuestros acompañantes se eleva a los cielos para averiguar el origen de este fenómeno.
- ¡NO PUEDE SER! – gritó desde las alturas, exaltado.
- Es él... Ganon. – dijo Zelda, aterrorizada.
Este fue el momento en el que Ganon despertó, el origen de toda esta tragedia.
- ¡Rápido! ¡Todos a las bestias divinas! – gritó el ser corpulento a todos.
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Recuerdos de cristal
FanfictionUna vez despierto de su letargo, Link ansía descubrir el origen de la voz que le otorgó su olvidada identidad, haciendo caso omiso a todas las advertencias. Sin recuerdos y estrategias decide adentrarse al castillo, dispuesto a salvar a la luz que l...