26. Amores

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Qué pesar siento por Azael. A pesar de que Athan se esforzó por mostrarse fuerte, su padre se afectó por verlo en ese estado. Espero de corazón que sus heridas no sean de gravedad... No puedo evitar recordar a mi amigo del pasado al verlo, a pesar de saber muy bien que no se trata de él.

Cuando nos dirigíamos a la casa para auxiliar a Athan, una incómoda sensación me detuvo, como si nos estuvieran acechando para atacarnos, e Impa sintió lo mismo, por lo que se quedó conmigo.

Sé que uno de los Yigas se encuentra muy cerca de nosotros.

- Tranquila, princesa. Ya se fue. – dijo Impa, relajando su postura de combate al ver que el peligro ya no estaba. – Estoy segura de que pretendía atacarnos, pero al final se echó para atrás.

- Nunca creí que volvería a ver a los Yigas, mucho menos a atacar la aldea.

- Usted sabe que ellos son nuestros mayores enemigos, nos detestan porque no adoramos a Ganon y por eso nos consideran traidores desde hace muchos años, sobre todo a los Sheikahs. – contó Impa, mostrando una mueca de rabia al describirlo. – Y los odio tanto porque... porque fueron los causantes de la muerte de mi familia. Ellos asesinaron a mi esposo y yerno, el padre de Apaya. Por culpa de ellos nos quedamos solas.

Fue ahí que caí en cuenta que Impa tiene muchas más razones que todos para odiarlos. Mi sentimiento es mutuo por todo el daño que han causado, por ellos sí habernos traicionado a nosotros para reverenciar a Ganon, dejando de lado su verdadera dignidad como Sheikahs.

- Vamos a la casa, estoy preocupada por las heridas de Azael. – dijo Impa, angustiada.

- ¿Por Azael? – pregunté confundida. – Querrás decir Athan.

- Pero si eso dije, princesa.

- No. – la contradije, soltando una pequeña risa. – Dijiste "Azael".

- ¡Para nada!

- Parece que tú y él se han hecho muy amigos y se agradan mucho.

- ¿Agradarme? ¿A mí? – preguntó, sin poder evitar que sus mejillas se sonrojaran. – Zelda, a mí no me gusta Azael. No te voy a negar que ahora nos hemos hecho amigos, pero solo por el hecho de investigar más lo relacionado con Ganon, pero nada más.

- Tú sí le interesas a él. – afirmé. – Se nota que se muere por ti.

- Ideas tuyas. Yo ya estoy vieja para pensar en esas cosas.

- Ya no eres vieja, te lo he dicho varias veces. – dije sonriendo. – Me encantaría verte rehaciendo tu vida, lo mereces después de tanto tiempo de soledad. No estaría mal que pienses en darte la oportunidad para conocerlo. Es un tipo muy agradable y aparte es muy apuesto.

- No tengo interés en nada más que una limitada amistad... – la Sheikah hizo una pausa, incomodándose. – Además, seguro solo quiere pasar el rato... y tampoco quiero faltar a la memoria de mi esposo.

- Eres viuda al igual que él, ya sus parejas no están. – dije seria. – Y no creo que Azael quiera aprovecharse, sino ya se hubiera ido al ver tu indiferencia. Si sigue aquí es por algo.

Impa no lo demuestra, pero sé que tiene temor de volver a involucrarse con alguien, por eso pone tantas excusas. Por una parte, la entiendo, pues paso parecido con Link, temiendo que su confusión lo aleje de mí.

- ¿Y tú? – preguntó Impa, dejando de lado su preocupación. – ¿Cómo van las cosas con Link?

Ahora soy yo la que se sonroja ante la pregunta de Impa, la que de seguro desvió el tema para no seguir hablando de su evidente gusto por Azael.

Recuerdos de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora