33. En evidencia

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Mi corazón se ha detenido, y parece no querer volver a su normal movimiento... y aun así sigo viva. ¿Cómo es posible eso? Quizás mi cuerpo se ha vuelto resistente a los impactos, como el que tengo ahora.

Nunca imaginé que mi amor por Link sería confesado de esta manera, por un tercero, y no me refiero a Nyel, sino a Athan, mi antiguo maestro. ¿El hijo de Azael sabía sobre esto? Quizás sí, y no tiene nada de malo. Sé que mi mentor me amaba, y tengo que reconocer que actuó como un caballero al respetar que yo quisiera a otro que no fuera a él. Sin embargo... ahora Link lo sabe.

Lo observo de reojo, pues no me atrevo a mirarlo de frente. No dice nada, ni siquiera voltea a mí. Él me confesó sentir cosas especiales por mí, pero dentro de una terrible confusión. Al venir de él, sé que lo dice de corazón, porque de no conocerlo, me sentiría ofendida. Ninguna mujer merece ser amada a medias, a pesar de que eso no es exactamente lo que me pasa.

¿Qué es lo que estoy viviendo?

- ¿Qué les ha parecido esta hermosa pieza musical? – preguntó Nyel, esperando una respuesta a su manifestación artística.

Miro al Orni, intentando hablar, pero las palabras no me salen. Sin embargo, me sorprendo al ver que Link muestra esas intenciones.

- Fue espléndida... y te lo agradezco.

¿Lo agradece? ¿Por qué Link hace eso?

- ¿Y a usted le gustó, princesa? – preguntó Nyel. – Me importa demasiado saber su opinión, pues para mi maestro usted fue muy especial.

- No me gustó... – respondí, haciendo una pausa. – Me encantó, me cautivó por completo. Nunca imaginé que mi mentor hubiera escrito algo tan maravilloso, y ni qué decir de tu extraordinaria melodía.

- Gracias, princesa. – dijo Nyel, orgulloso. – Por ustedes me siento el ser más honrado del mundo. Siempre soñé que esta obra fuera escuchada por los protagonistas; lo veía imposible, pero ahora es una hermosa e increíble realidad.

- Claro que lo es... – dijo Link, lanzando un extraño suspiro.

Daría lo que fuera por saber lo que mi caballero está pensando. Quizás el conocer mis reales sentimientos lo terminó por espantar. Una cosa es saber que nos gustamos, que nos queremos... ¿pero amor? No, eso ya es otra cosa.

Las mujeres nunca nos debemos poner en evidencia antes que los hombres...

*.*.*.*.*

¿Cómo le tengo que hacer entender a Link que me deje en paz?

No puedo creer que me haya seguido hasta los Pilares Ancestrales, en la región de Tabanta. La noche anterior le dije que iba a ir sola, pero parece que mis palabras se hubieran ido por el aire. Ahí apareció, robándome el oxígeno y con su cara seria, de nada. A veces no sé cómo analizar sus expresiones, pues esa neutralidad que lo cubre por completo me enerva.

- "Así se enoje... puede golpearme si quiere, princesa... pero, aun así, no dejaré de seguirla."

Link... ¿Qué es lo que te has creído?

- ¡Altanero! – grité, lanzando mi almohada a la pared de mi alcoba. – ¿Cómo se atreve a no seguir mis órdenes?

Ahora lanzo la almohada a la puerta, pero esta vez no toca la madera, sino unas manos. Impa y Prunia han llegado a mi habitación.

- No pudimos evitar entrar sin tocar después de esos furiosos gritos. – dijo Prunia, sonriendo pícaramente. – ¿Qué tiene la princesa?

Recuerdos de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora