El grito del misterioso dolor me perturba, pero mi mente se centra en Zelda.
Rápidamente, ingreso a las heladas aguas para auxiliar a Zelda, quien hasta hace un instante dejó de sacar la asquerosa energía de Ganon. No recuerdo la última vez que me sentí tan asustado, pero esta vez temo por lo que pueda pasar con la ella... con la mujer más importante para mí.
- Zelda...
- Link... necesita ayuda. – dijo ella, respirando con dificultad. – Ayuda al dragón.
Alzo la mirada para ver al misterioso ser. Un dragón vuela sobre nosotros, pero no parece tener intención de atacarnos, sino todo lo contrario. No logro diferencias bien su físico, pues se encuentra cubierto por esa esencia tan asquerosa, la que detesto con toda mi alma, la esencia de Ganon.
El pobre ser no deja de gritar de miedo y dolor, incluso me parece escuchar que nos pide ayuda.
- Ayúdalo, Link. – pidió Zelda.
- No, primero eres tú.
Intento tomarla en mis brazos, pero ella se resiste, apretando con más fuerza la mano con que la soporto.
- Si no lo ayudas, moriremos los dos...
Quedo estático ante lo que la princesa dice, sintiendo el terror invadiéndome. El dragón me preocupa, ¿pero cómo tenerlo por sobre Zelda?
- Dime qué hacer. – pedí en tono suplicante, decidido a dejar mis impulsos de lado.
- La tonada... – pidió con dificultad. – Debes tocar la melodía que está reflejada en el lago.
- Pero Zelda.
- ¡Hazlo, por favor! – rogó desesperada. – Si no lo haces, me perderás... para siempre.
A pesar de que ella suelta un quejido de dolor, con mi corazón destrozándose, tuve que dejarla. Regreso al pedestal encima del agua, mientras que Zelda vuelve a tomar la posición para orar. No sé cómo podré hacer lo que me pide mientras sufre, mucho más si no tengo idea de qué hacer.
- ¡No sé leer notas musicales! – indiqué preocupado. – ¡No sirvo para esto!
No sirvo para nada...
De nuevo el terror se apodera de mí, el sentimiento de inutilidad. Zelda se encuentra en peligro y nada puedo nacer... nada.
¿Será posible?
Saco de mi alforja la ocarina que encontré en mi casa, en Hatelia. Pude tocarla en la fuente del Poder, pero no siento la motivación para tocarla aquí, esa energía que me arrastró a perderme en su dulce tonada.
- La tonada de la sanidad está en tus manos.
Una voz femenina me llama, la misma que me habló la primera vez que entré al Templo del Tiempo. Al mismo tiempo escucho una tonada, mientras mis dedos se posicionan de manera extraña en la ocarina.
El impulso de volver a ser uno con la ocarina regresa, y esta vez con distinta tonada.
La primera nota me da el impulso para seguir, entonando una música que me hace sentir una calidez en el cuerpo y corazón, al mismo tiempo que el dolor de mi cuerpo desaparece, el frío no tiene importancia. En un momento que abro los ojos veo, para mi dicha, que Zelda se recompone. Ahora su cuerpo se ve rodeado por una luz intensa, agradable. ¿Acaso habrá recuperado su poder?
- Representante de Lanayru, escucha la tonada de la sanación que te salvará. – dijo Zelda, con su cuerpo brillando aún más. – Y que el instrumento sagrado decida tu destino.
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Recuerdos de cristal
FanfictionUna vez despierto de su letargo, Link ansía descubrir el origen de la voz que le otorgó su olvidada identidad, haciendo caso omiso a todas las advertencias. Sin recuerdos y estrategias decide adentrarse al castillo, dispuesto a salvar a la luz que l...