23. Ecos del pasado

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Otra esquina de la runa apagada se apagó, evidenciando la libertad de Vah Rudania, pero el fastidio de su observador.

Astor, histérico, golpeó con furia el pedestal, pues a una bestia divina rescatada no la veía como una amenaza, ni tampoco a dos; sin embargo, aunque creyera aún tener el total control de la situación, tomaba esto como una simple y molesta señal de no descuidarse, de ser más precavido a la hora de acabar con sus enemigos, sobre todo con la princesa.

- Dúo de imbéciles, seguro se sienten muy triunfantes. – expresó molesto. – Sin embargo, pienso tener un trato especial con ustedes y permitirles que gocen de esta mísera victoria... por esta vez.

Luego de terminar de vociferar por lo alto, Astor hizo una pausa para, una vez más, dejarse llevar por el rencor del pasado, por todo lo que consideraba la causa de su actual vida.

Estúpidamente, por mucho tiempo, desperdició su vida honrando a la Diosa Hylia, creyendo que su lealtad a ella le daría todo lo deseado, creyéndose merecedor absoluto de su gracia. Sin embargo, su fe comenzó a flaquear desde que Selene lo rechazó, yendo en descenso en cada situación relacionada con ella.

Astor era experto en nadar en las caóticas aguas de su rabia, por lo que, para inspirarse mucho más, decidió hacer otra visita a un lugar de sus vivencias.

Con un solo chasquido de sus dedos, la humareda púrpura lo rodeó, trasladándolo al deseado lugar.

...

El rugido de Vah Rudania ahora era diferente, pues ahora era por el triunfo de su libertad, de sentirse liberada de la maldad de Ganon. La bestia se encontraba posicionada en la cima del cráter, junto con su legendario piloto encima de ella.

Daruk estaba orgulloso de sentirse tan libre como la bestia. Aunque fuera de otra dimensión, podría cumplir con la misión que se le encomendó un siglo atrás para vencer al mal.

- Perfecto, Rudania. – habló Daruk. – Desde aquí podremos esperar al despreciable de Ganon, para atacarlo en cualquier momento. Cuando Link le haga frente, tendrá que vérselas con nosotros también. Y no tendremos piedad.

Daruk hizo una pausa para poder ver mejor al pueblo frente a él, al que no veía desde hace mucho tiempo.

Gran nostalgia se adentró a lo profundo de su corazón.

- Hace cien años que no veía Hyrule. – dijo, acercándose más al extremo de la bestia para ver el paisaje. – Qué hermosa vista. Parece que el viejo reino todavía sigue dando guerra.

Fue en ese momento que Daruk visualizó una imagen. Link y Zelda estaban conversando con Yunobo y el viejo Gorobu.

- Me mata la curiosidad. ¿Me preguntó sobre qué estarán hablando?

...

Mientras los Goron de la ciudad con su mismo nombre miraban, sorprendidos, a la bestia divina en la cima del cráter de la Montaña de la Muerte, Link y Zelda estaban en casa del jefe Gorobu junto con él y Yunobo.

Ambos Goron escucharon entristecidos la historia sobre el origen del pequeño Daruk, lo que afectó a Yunobo más que a nadie, pues él era el encargado de su cuidado, y el niño, con su simpatía, logró ganarse su corazón.

- El pequeño Daruk, mi hermano menor... nunca fue real. – expresó Yunobo, apenado y con lágrimas en los ojos.

- Jamás imaginé que su exploración les llevaría a vivir algo como eso. – expresó Gorobu, ajeno aún al verdadero origen de Link y Zelda. – Vah Rudania, tan tranquila, estaba dominada por el poder de Ganon.

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