Epílogo

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Es tradicionalmente blanco. El corset se amolda a mi torso perfectamente y de este nace una pollera de tul, tan ancha que parece de princesa. Me encanta verme en él.

-Luces hermosa - Me dice Scar mirándome enternecida por el reflejo del espejo.

Le sonrío y miro a mi madre, quien está de mi otro lado. Ella tiene los ojos vidriosos y aprieta sus labios.

-Ese es perfecto - Dice después de un suspiro.

No puedo esperar más de ella, es la persona menos demostrativa que conozco pero sé que me ama, lo demuestra apoyándome y compañandome en todo lo que hago.

-Lo sé... no quiero quitármelo - Suelto y Scarlett se ríe.

-Debes hacerlo o llegaremos tarde - Advierte mi madre y asiento mirándome al espejo por última vez.

¡Voy a casarme! Pero aun falta un mes para eso y me muero de ansiedad.

Entro al vestidor y me despojo del hermoso vestido de novia para ponerme un croptop negro magas largas, una pollera campana beige y unos tacones negros. Cuando ya estoy lista salgo y me entregan el vestido en una elegante caja. Me invaden las ganas de abrazar la caja como un nene abraza su juguete nuevo pero me contengo.

No es sólo el vestido lo que me emociona y llena de ansias, todo lo que entra en el campo semántico de boda lo hace, pero sobre todo es el que me uniré en cuerpo y alma con la persona que amo.

Cuando salimos de la tienda diviso a Harry sentado en un sillón con los codos apoyados en sus rodillas. Al vernos salir se levanta.

-Quiero verlo - Dice queriendo quitarme la caja de las manos pero la aparto para que no lo haga.

-Lo veras en un mes - Le enseño la lengua y me fulmina con la mirada.

-Esta bien, bueno... - Harry mira la hora de su reloj - ¿Sólo veinte minutos? Mi hermana se demoró dos horas probándose vestidos y dos horas más para elegir uno.

-¿Aun no la conoces? - Pregunta Scarlett - Veinte minutos es mucho para ella.

-Sí, la conozco, por eso pensé que se demoraría tratando de escoger entre dos vestidos - Harry siempre se encarga de recordarme lo indecisa que soy, aunque no se enojó conmigo cuando lo llamé hace seis años para decirle que no iría a Estados Unidos, lo entendió y seguimos siendo amigos. Cuatro años después volvió a Londres, graduado y con su primer libro publicado. Se ha convertido en un gran amigo y me alegra que pueda contar con él en este momento.

-De todos modos, no podía demorarse mucho porque tiene un almuerzo que celebrar - Dice mi madre indirectamente y entendemos el mensaje porque de inmediato nos dirigimos a la salida y luego al auto de Harry.

Diez minutos después ya estamos en la puerta de Hope, el restaurante de Scarlett. Ella estudió gastronomía por dos años, al graduarse estuvo a punto de abrir su restaurante pero el trabajo de Zayn, que hacía que él viaje por toda Europa, pospuso sus planes. Hasta que, hace dos años logró abrir el suyo propio, justo bajo del departamento en el que viven. Está ubicado en una esquina frente al río Támesis y tiene una hermosa vista al London Eye. Por fuera está pintado de blanco y el enorme cartel sobre la puerta doble es color dorado. Por dentro un enorme y elegante candelabro cuelga del centro del techo. Usualmente hay muchas mesas en todo el espacio pero en este momento sólo hay dos mesas largas contra la pared, en donde los mozos preparan el banquete, una mesa redonda en el centro y hay sillones junto a las mesas. También, hacia el lado derecho de la puerta, hay una barra que abarca toda la pared.

Un mozo nos recibe con una bandeja de cócteles y tomo uno.

-Buena recepción - Felicito a Scarlett y bebo un poco de mi copa.

Odio AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora