Capítulo 1

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Primer error: Pedir el especial de hoy de la cafetería. Pasta italiana con salsa roja.

Observo el resto de la cafetería buscando el lugar en el que decidió sentarse a almorzar mi mejor amiga para ir a sentarme con ella, ya que es el único ser humano que me hace compañía en todo el planeta, además de mis padres.

Que deprimente tener dieciséis años y que lo más emocionante en tu vida sea los viernes de pijamadas con tu mejor amiga, tu única amiga.

Atravesar la cafetería es como atravesar una jungla, la preparatoria en sí es una jungla, en la que se batalla día a día para llegar a la cima de la pirámide alimenticia de popularidad. Aunque la pirámide ya está constituida desde los siglos de los siglos por deportistas y porristas, los adolescentes hacen lo que sea para llegar a ser uno de ellos o al menos para no ser una nosotros, los últimos en la pirámide: los nerds, los sin amigos, los que no son invitados a fiestas, los que somos maltratados y agredidos por los populares, como yo.

De mi parte, que se maten si quieren por llegar a ser reconocidos como populares, no me interesa llegar a ellos, son todos unos hipócritas, estúpidos y cretinos. Estoy bien con quien soy aunque a mí mala suerte, sin que me interese luchar, debo buscar la manera de sobrevivir en esta jungla y mi forma de hacerlo es con un simple paso: Mantente alerta. Alerta de él.

Segundo error: Sumirme en mis pensamientos y distraerme cuando estoy cerca del imbécil que hace de mi experiencia preparatoriana una película de terror.

Pues no me mantuve alerta al pasar por su mesa porque le dejé demasiado sencillo que pusiera su pie frente a mí haciendo que cayera en seco al piso, para ser más precisos, sobre la bandeja de mi almuerzo.

Me levanto y veo a Liam y sus amigos reírse de mí, además de escuchar sus comentarios sarcásticos, pero no eran sólo ellos riendo de mí, de repente todos los presentes pasan la atención de sus almuerzos a mí, llenando el salón de carcajadas burlonas hacia mí y mi atuendo empapado de pasta roja.

Ahora quiero que me trague la tierra, pero no funciona. Me rogué miles de veces a la tierra que se abra, que me haga desaparecer y me escupa en cualquier lugar del mundo en el que solo soy yo y mi cuaderno de escritura...

¡Que maravilloso soñar! Pero aja. Bienvenida a la realidad. Mejor reacciona antes de quedar más en ridículo de lo que o haces.

Lo único que se me ocurre hacer es salir corriendo.

¿Gritarle a Liam por ser un imbécil conmigo? ¿Gritarles al resto del alumnado que antes de reír de mi deberían ver lo estúpidos que se ven pretendiendo ser otras personas? ¿Hacer como que todo esto no me afecta y restarle importancia? Sí, claro, ya quisiera ser así de valiente.

Quizás podría serlo, si hubiese tenido una infancia tranquila, si el acoso de Liam solo fuese algo de preparatoria, quizás, solo quizás, yo sería más valiente pero desde jardín de niños busca la forma de hacerme quedar en ridículo, quisiera saber por qué o si es que yo le hice algo, lo cual dudo mucho porque claro está que yo no mato una mosca. No me cuestionaría su actitud si él fuese con otras personas como es conmigo pero no, me tiene entre ceja y ceja.

Tercer error: No guardar una muda de ropa de emergencia en mi casillero.

-Mierda -Murmuro y cierro el casillero con fuerza.

Camino hacia el baño a intentar sacar algo de comida de mi ropa.

-Linda blusa.

-¿Es la última moda?

Escucho los comentarios sarcásticos y las risas de los chicos en el pasillo. Muchas cosas pasan por mi cabeza para contestarles pero no tengo el valor para hacerlo, no sé si es vergüenza, miedo a su reacción o simplemente porque soy estúpida. De todas formas estoy algo acostumbrada a todas las risas e insultos de parte de ellos, así que sólo los ignoro, mejor dicho, finjo que lo hago.

Odio AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora