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Mi corazón para de latir cuando veo la escena que tengo delante.

El personal sanitario está alterado moviéndose de un lado al otro.

El hombre, Jorge, ha cogido a mi hija y se la ha llevado a una mesa. Solo he visto una de sus pequeñas piernas.

Todos hablan muy alto moviéndose rápidamente, cogiendo utensilios y mantas.

Stella ve la escena y se echa a llorar aterrorizada. Solloza muy alto.

—Thomas, por favor —dice llorando sin parar—. Dime que esto no está pasando. Dime que Felice está bien.

No digo absolutamente nada.

Necesito que mi hija esté bien.

Llora, por favor. Te lo suplico, mi pequeña Felice.

Trago saliva y ahora soy yo el que necesito agarrarme a la mano de Stella.

La mujer que le ha hablado a mi novia se acerca a nosotros con lágrimas en los ojos.

Creo que es la matrona.

—Todo saldrá bien —dice controlando las lágrimas mientras escuchamos al personal sanitario hablando—. Todo saldrá...

Escuchamos un bebé llorando y mi cuerpo se cae al suelo.

Me quedo arrodillado en el suelo mientras lloro sin parar. Lloro muy alto escondiendo mi rostro en mis manos.

Mi corazón vuelve a tener vida.

Felice, por fin has llorado.

Mi hija llora y Stella grita emocionada.

Ambos no paramos de llorar.

Me levanto cuando veo a Jorge con mi hija en brazos.

Una niña con pelito rubio. Es muy hermosa.

Tiene los ojos cerrados mientras llora sin parar.

Se la entrega a Stella con cuidado y mi novia llora con nuestra pequeña.

Felice está entre los pechos de su madre.

Veo a mis chicas.

Stella se encarga de abrazar a nuestra hija mientras le da un beso en la cabeza.

—Felice, te quiero tanto. No me puedo creer que estés aquí —dice Stella sin parar de llorar, sin parar de sostener a Felice.

Me acerco rápidamente a Jorge y abrazo a este hombre.

De no ser por él, mi hija no volvería a tener vida.

Mi hija ha nacido sin respirar y su corazón no latía.

La revivieron y aquí está con nosotros ahora mismo, llorando con Stella y conmigo.

—Muchas gracias, en serio. ¡Muchas gracias! —le digo abrazándolo—. De no ser por ti, mi hija no estaría aquí con nosotros. ¡Gracias!

Hablo mientras no paro de llorar.

El hombre me abraza y se aleja de mí colocando las manos en mis mejillas.

—Es mi trabajo. No me des las gracias. Disfruta de la compañía de tu nueva familia, Thomas.


Estoy sentado en la camilla con Stella a mi lado.

Tenemos una súper visita.

Nuestros amigos y su familia están aquí con nosotros.

Stella |Måneskin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora