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Se gira y me ve con una sonrisa acariciando la cabeza de Chili.

Me llevo las manos a mis labios y empiezo a llorar.

Siento que mis piernas van a fallar dentro de poco.

Es imposible que esté aquí, Thomas.

Estás teniendo alucinaciones.

Se agacha y deja a la perrita en el suelo. Esta empieza a vernos feliz.

—Thomas, te he echado mucho de menos —dice y veo sus lágrimas.

Me abraza con fuerza y rompo a llorar en su pecho mientras sus brazos están alrededor de mi cuerpo haciéndome sentir como si fuera un niño pequeño que acaba de ver a un familiar que hace mucho tiempo que no ve.

Su perfume. Su calidez. Su voz.

Es Damiano y no estoy teniendo una alucinación.

Abrazo a mi amigo mientras ambos lloramos.

—Por favor, dime que estás bien —dice cuando se separa de mí para verme.

Sonrío un poco y me encojo de hombros pero, finalmente, asiento.

—He visto el vídeo. Ha sido horrible. Me ha dolido mucho, Thomas —comenta medio asustado y acaricia mi mejilla.

—Estoy bien. Ya se me han curado las heridas y no me duele nada. Esos hijos de puta me odian, Damiano —digo llorando y escondo mi rostro entre mis manos—. Me ven como un fracasado, pero ellos no saben que estoy destrozado desde que te fuiste. Me hundí y me odié a mí mismo. Me odié tanto que me daba asco a mí mismo.

Mi amigo me coge por la nuca y me pega a él para que pare de hablar. Nuestras frentes están tocándose.

Pasa sus dedos por mi mejilla, secando mis lágrimas mientras veo su barba larga que tiene desde hace unos días.

—No eres un fracasado. Eres una de las mejores personas que conozco —confiesa. Sigo llorando viéndolo—. Nos conocemos desde hace muchos años y no quiero que estés mal por personas que no valen la pena.

Besa mi mejilla y vuelvo a abrazarlo. Él me abraza con fuerza.

Me lo imagino sonriendo mientras mueve un poco mi cuerpo, intentando que yo baile.

Empieza a cantar:

Parla, la gente purtroppo parla. Non sa di che cosa parla.

Río al oírlo y veo a mi amigo.

Está sonriendo.

Toca mi pelo con cariño.

—Feliz cumpleaños, Thomas.

—Bienvenido a casa, Damiano.


—¡Vamos vamos! —exclama Damiano cuando baila delante de mí con una copa en la mano.

Río al verlo e intento copiar sus pasos de baile simples, pero se me es imposible.

Tengo mis propios pasos de baile.

Me ve y empieza a reírse mucho.

Sonrío mientras bailo sin parar.

Extrañaba esto.

Damiano me ha contado que ha pasado un tiempo en varios países de Latinoamérica y que hasta ahora estaba viviendo en Argentina.

Es por eso que Dante fue a este país hace pocas semanas y ya está de vuelta al lado de su novio. Ambos no paran de sonreír.

Stella |Måneskin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora