01

1.5K 77 91
                                    

Damiano me roba el mando de la televisión cuando empiezan las noticias.

—¡Oye, tú! ¡Rata asquerosa, dame el mando! —exclamo molesto.

Siempre me quita el mando cuando empieza mi contenido favorito de la televisión.

—¡Thomas! ¡Ya basta! ¡No le hables así! ¡Respeta! —exclama enfadado Ethan.

Me levanto cabreado del sofá y doy grandes zancadas yéndome del salón mientras Damiano no puede parar de reír.

Odio tantas veces a Damiano... Es mi enemigo y mi amigo. Amor-odio.

Entro en mi habitación y cierro la puerta rápido.

Me dejo caer en la cama suspirando. Veo lo que hay en mi mesita de noche. Mi libreta favorita.

Al verla, me acuerdo de como conseguí esta libreta, la cual está escrita por una mujer llamada Agatha. Una mujer que dedica unos minutos de su día para escribir algo en una libreta que te regala posteriormente cuando deja tu pedido en la mesa donde te encuentras.

«Te veo y sé que eres un chico lleno de vida. Una vida llena de buenos amigos.

Eres distinto a los demás, pero eso te hace muy único. Te quieren con locura porque eres un chico increíble.

Tu pasión es la música, pero dentro de un tiempo tu pasión también será una chica que te robará el corazón. Te dejará sin respiración cuando la veas y en ese momento te darás cuenta de que es la indicada.

Créeme. Te pasará esto y te deseo lo mejor.

No sé tu nombre, pero no me gustaría que olvidaras el mío.

Con cariño,

Agatha»

Suspiro mirando el techo de mi habitación.

Esta mujer ha dicho la pura verdad.

Ahora no dejo de pensar en aquella chica que vi en una fiesta. Era muy hermosa. Nunca antes había visto una chica tan bella.

Nos miramos fijamente por unos segundos y a ella le entró el pánico.

¿Soy tan feo?

En ese momento cuando vi que se escapó de la fiesta y que mi amiga Coraline corrió detrás de ella, me di la vuelta y pedí una bebida llena de alcohol.

No sé porqué lo hice, pero necesitaba esa bebida en aquel momento.

Me sentía preocupado y decepcionado pensando que hice algo mal cuando nos vimos.

Bebí la bebida bastante rápido. Y vi a lo lejos a Coraline con aquella chica tan bella. Se dirigieron al baño.

Fui allí y en el pasillo empecé a caminar de un lado al otro preguntándome si debería de tocar la puerta del baño.

¿De verdad era tan malo preocuparse de ese modo? ¿Era eso sano?

Cogí aire y toqué la puerta del baño de las chicas. Esperé unos segundos y esta se abrió.

Vi a Coraline y luego a la chica rubia que me había dejado sin respiración.

Pregunté si estaba bien y me dijeron que sí. Fue allí cuando alcé mi mano esperando que la chica la cogiera. Le invité a bailar y ella aceptó.

Eso es, Raggi. ¡Me siento tan orgulloso de ti!

Nos fuimos a la pista de baile y, con un poco de timidez, coloqué mis manos en sus caderas esperando que todo saliera bien. Ella sonrió y colocó sus manos en mi cuello.

Estábamos muy pegados. Me encantó estar con ella. La gente bailaba rápido y llena de alegría. En cambio nosotros, bailábamos muy lento sin alejarnos del otro.

Sus caderas se movían de un lado al otro.

Joder. Su cuerpo era perfecto.

Sus curvas eran preciosas. Una chica muy distinta a las demás. Lo supe cuando la vi por primera vez.

—¿Seguro que estás bien? —le pregunté y ella asintió un poco sin apartar la mirada de mi rostro.

Thomas Raggi estaba en otro mundo cuando estaba con esa chica, la cual me dijo su nombre al final de la noche. Pero bueno, voy a seguir contándoos lo que pasó esa noche.

—Thomas —dije y ella pestañeó varias veces al oírme.

—¿Qué? —preguntó y una bonita sonrisa apareció en sus labios gruesos. Unos labios perfectos pintados de color marrón.

—Mi nombre —expliqué un tanto nervioso. Oculté ese nerviosismo sonriendo—. Me llamo Thomas.

Ella río y juro que su risa era la más bonita que he escuchado.

Sonreí al escucharla y ella suspiró un poco.

Acarició mi pelo que estaba cerca de mi cuello y siguió mirándome.

—Te conozco, Thomas —dijo casi en un susurro.

Me centré en su cabello rubio, en sus cejas perfectas, en sus ojos y, por último, en sus labios.

Estuve unos largos segundos mirando sus labios y, a veces, miraba sus ojos.

No sé cómo pasó, pero besé sus labios.

Besé a Stella.

•••

****

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

****

¡Hola!

Por aquí tenéis el primer capítulo del libro que será muy adorable.

Me está encantando escribirlo porque tenemos a estos dos loquitos como protagonistas. Me encantan. Aquí solo hay dulzura, locuras y risas.

¿Os está gustando?

Me encantaría saber vuestras opiniones. Son muy importantes para mí.

Muchas gracias por llenar el pequeño prólogo de este libro con vuestros dulces comentarios, los cuales me emocionaron y me hicieron muy feliz. Muchas gracias, en serio. Sois muy increíbles. Me dejáis sin palabras.

Espero que os guste este libro.

¡Nos vemos!

Stella |Måneskin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora