EL CUENTO
Sentía cómo el cuerpo lo tenía agotado, y grité hasta sentir como las cuerdas vocales se me desgarraban.
—Debemos hacer algo—escuché a uno de ellos.
—Ya no podemos, es muy tarde—respondió esa voz femenina que conocía.
—Hagan que esto pare—les supliqué, ya no tenía las fuerzas.
—Tú dijiste que podías hacerlo—me tomó del mentón—. Te dimos opciones, elegiste esta, ahora te jodes y cumples con lo que nos dijiste, cobarde.
No, no podía. Fui estúpida al pensar que aguantaría algo así, lo necesitaba a él, solo lo quería a él.
—No puedo—jadeé sabiendo que ya no aguantaría.
—¡Donna! —escuché mi nombre en su voz, así como escuché que golpeaba con fuerza la puerta.
Pero empecé a cerrar mis ojos cuando...
Desperté abruptamente al sentir cómo alguien movía la cama con fuerza.
—¡Hasta que despiertas! —exclamó Madeleine—. Llevo casi una hora aquí tratando de que despertaras, ¿Te agotó tanto Lugur anoche?
—Lo lamento—bostecé—. Buenos días, Made—le sonreí.
Me llevé una mano a la cabeza y cerré los ojos al momento en que llegó el mareo.
Mierda ¿Tomé mucho ayer?
Ella blanqueó los ojos y me arrojó una mochila.
—Tu amigo te trajo esto en la mañana.
—¿Mariano? —pregunté entusiasmada.
—No, el que esta con Barbie. Arréglate y baja, creo que quieren hablar contigo de algo.
Salió dando un portazo y yo solo me rasqué la nuca después de ese sueño.
Era un alivio para mí que las pesadillas ya no las tuviera, pero me era bastante extraño estás tipo de cosas que soñaba últimamente. Primero eran los sueños húmedos, pero luego cambiaron por estos, como si fuera algo que ya había pasado y no lo recordaba.
Hoy no estaba de humor para hacer teorías, el día era muy bueno cómo para arruinármelo, por lo que me paré de la cama y tomé la mochila que tenía mi ropa, la que en verdad me cubría un poco.
Tenía una resaca horrible, la luz del cuarto estaba muy fuerte y el cuerpo me pesaba horrores, en cualquier momento seguro me desmayaría.
Corrí al baño, cuando tuve una arcada, me dejé caer de rodillas, levanté la tapa y vomité todo lo que consumí ayer.
Según mis pocos recuerdos, solo bailé anoche.
Mariano me estaba preocupado, jamás desaparecía tanto y sin dar señales, algunas veces sus amigos de la calle me decían dónde estaba, pero no me habían contactado, no sabía nada de él y quería pensar qué tal vez solo estaba ausente por pedir dinero.
Me levanté, y me lavé la cara, juntos con los dientes. Mi cara se veía demacrada y asquerosa, como casi siempre, así que salí del baño y fui a por la mochila.
Saqué una blusa blanca y arriba de ella me puse una negra de tirantes, juntos con unos pantalones anchos con un cinturón marrón y al final mis tenis blancos.
Esta, si era mi ropa.
Unos gritos me detuvieron en plena escalera, pues provenían de un cuarto. El cuarto de Isrál.
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LOS 7 PECADOS
ActionLos 80s era una época en donde gobernaba la música, la libertad y la mejor adolescencia para ella. Su vida no era perfecta, pero se conformaba con eso... Hasta que conoció a los demonios. Los 7 pecados capitales. Ellos invadieron cada célula de ella...