SECRETOS
AVARÍ
Estar en el infierno de nuevo me era algo nostálgico, los gritos y súplicas de las personas, me eran muy buenas, pero el escuchar cómo gritaban por cada vez que eran torturado, detrás de esas puertas, me era divertido.
Caminé con mis zapatos y vaqueros únicamente puestos, mientras mis alas relucían, haciendo que los demonios vieran que tipo de respeto debían darme a mí. Superior a ellos, debían saber quien mandaba, quien les daba su libertad y quién no.
Entré a la habitación donde estaban las cosas que necesitábamos.
Ya había robado el anillo de la eternidad. Recordé que Pierce se lo iba a regalar a Titiana, para que así ambos fueran eternos y tuvieran la vida que querían, me daba lastima el saber que ellos, no tuvieron su final feliz, si tan solo se hubiera esperado un poco, tal vez el sí obtendría lo que quería.
En cambio, Lugur, parecía cada vez más aferrado al hecho de poder tener ese final con Donna, final en el que sabía que nos serian felices.
No había mucho que esperar del pecado de la lujuria. Deseo, Cosas sexuales, perversiones; eran la definición de mi hermano. Nunca esperaría amor de él y aunque Pierce estuvo dispuesto a dar sus poderes con tal de que Titiana fuera feliz, Lugur no llegaría a eso, jamás sacrificaría tanto por una mujer o alguien que no fuera él o April.
Lugur no haría nada y no movería un dedo por Donna. Se estaba encargando de su familia, para que tuviera el deseo sexual libre de culpa para él. Pero estaba casi seguro que no lo hacía por ella.
Donna.
Sentia un remolino en el pecho lleno de lastima, al pensar en Donna. La pobre se metía a la boca del lobo sin darse cuenta y le peor, es que yo se lo pude evitar, pero ella tomó su decisión.
Donna, Donna, Donna. La pecosa, él no la merecía y menos yo, pero podría ser feliz conmigo. Ella debía ser feliz, después de todo lo pasado, si algo había aprendido viéndola, es que debe tener todo lo bueno del mundo.
El pensar en ella me hizo suspirar.
¿Por qué tú Donna?, Tan buena persona, metida en esta mierda.
Avancé hasta que tomé el libro y le di un rápido vistazo.
El libro de conjuros, era algo esencial para Lucifer, pues en sus manos, era una simple pasta con hojas. En la tierra este libro, sería la destrucción total, justo lo que mis hermanos necesitaban.
Ahora que Donna y Lugur estaban distanciados, debía tomar su lugar y enseñarle a Donna que podía ser libre y feliz. Lugur no le daría la libertad que yo quería darle, ni mucho menos la haría feliz.
Sería mi último intento, igual que con Titiana.
Cerré el libro y me dirigí a la puerta para así poder irme de aquí. Pero luego pensé mejor y me regresé.
Pasé de nuevo por los pasillos a toda velocidad, hasta que entré a uno en especial. La persona estaba viendo la misma secuencia de realidad una y otra vez. Él estaba en una silla sentado y su padre le explicaba con lentitud, cómo es que debía hacer las cosas. Yo solo sonreí al traerme un recuerdo.
Él padre le decía al hijo lo que estaba bien y mal, que le convenía y que no. Él mío hacía lo mismo, pero no de una buena manera.
Decirles a mis hermanos que debíamos hacerle caso a Lucifer, sería cómo ofenderlos. Su orgullo es alto y ningún demonio estaría dispuesto a doblar la mano, menos mis hermanos.
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LOS 7 PECADOS
AksiyonLos 80s era una época en donde gobernaba la música, la libertad y la mejor adolescencia para ella. Su vida no era perfecta, pero se conformaba con eso... Hasta que conoció a los demonios. Los 7 pecados capitales. Ellos invadieron cada célula de ella...