CAPITULO 9

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PESADILLAS

Mi torso estaba pegando en una mesa y mi cuerpo solo se golpeaba con esta una y otra vez, mientras sentía una mano que me agarraba con fuerza de la nuca.

Ya había dejado de llorar, pero dolía, dolía mucho. Mi cuerpo se negaba aceptar el suyo y eso provocó que se molestara.

Jodida perraestrelló mi cabeza en la mesa, pero no sentí nada—. Me gustas tanto, pecosita.

No dije nada y tampoco asentí, solo dejé que terminara y cuando gruñó supe que terminó.

Era algo triste el que supiera cuando iba a salir.

Él se apartó y me besó mi hombro. Luego subió a mi lóbulo y susurró:

Te quiero mucho, prima.

Su mano estaba llena de sangre y solo vi un poco de ella cuando apoyó el brazo a mi lado.

—¿Quien sigue? giró a ver a los demás.

Y con las simples pisadas y una vista rápida de unas pantuflas, me fue suficiente para ver quién era.

Desperté sudada y de un brinco, mi respiración se agitó y solo me limité a morder mi labio cuando sentí como empezaba a tener hipo.

Mis pesadillas no terminaban, ni, aunque estuviera en una pijamada con Marcus.

No podía odiar a la gente que me decía amar.

Yo solita me recordé lo mismo, cada que me pasaba la misma pesadilla. Todas las noches, ya me era costumbre, al principio fue difícil y tenía mucho miedo, pero para mí mala suerte yo no tenía a un padre o una madre que compartiera su cama conmigo luego de malos sueños. Solo tenía ¿una familia?

Sí, creo que es a lo que se le llamaba cuando llevaban tu apellido y sangre.

Los recuerdos de cada noche de Alemania, de cada ves que iba al taller de noche y se quedaban algunos de los parientes de mi padre, eran tétricos.

Solo queria dormir, como la gente normal.

Si iba a tener pesadillas, solo quería que fueran cómo las de las personas normales. Soñar con películas terror, algún tipo de miedo profundo o solamente despertarme porque olvide hacer mi tarea.

Pero a nadie engañaba, yo sabía que siempre, y durante toda mi vida, las pesadillas de ellos tocándome serían eternas.

Más que pesadillas, eran recuerdos.

Suspiré y abracé mis piernas en mi torso. Giré mi cabeza a la derecha y Marcus estaba durmiendo con una línea de saliva que le escurría.

Sonreí un poco al verlo.

Tal vez el soñaba que era doctor, como ya me había dicho anteriormente, quería ayudar a las personas de corazón, ser cardiólogo. Eso lo decidió después de que 3 personas de su familia murieran debido a un infarto.

Traté de pensar en cosas tranquilas, cosas que me gustaban, cosas bonitas.

Mi música, Marcus, Mariano e incluso pensé en mamá, pero no lograba calmarme, era como si estuviera cerrada.

Ya no pensaba tanto en mi situación con "Los 7 Pecados" y al menos era algo que me distraía. Así les había empezado a decir, pero solo uno me invadía la mente: Lugur.

Ya había pasado una semana desde que empezábamos a ir a ese tipo de lugares, ya no eran como el anterior, solo bares de mala muerte, centros de rehabilitación horribles y cosas para cagarte de miedo ahí mismo

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