EXTRA

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LA LLEGADA

ISRÁL

El penthouse era horrible, pues estaba decorado como le gustaba a Lugur, pero era grande, lo único bueno que tenía esa pocilga, era la razón de estar ahí.

—No es muy de mi gusto— confirmó Galu—. Pero se ve que podría ser acogedor.

—Ni se emocionen, que tenemos razones para estar aquí, que no son vacaciones— Barbie pasó por mi lado.

—En ese caso, estará en la mayor cantidad de coños posibles antes de llegar al infierno— Lugur sonrió y se dejó caer en el sofá.

—¿No prefieres estar con una sola persona y ya? — Pierce se cruzó de brazos.

—Que aburrido seria eso—blanqueó los ojos.

Los demás demonios entraron detrás de nosotros, pues habíamos traído a unos cuantos de nosotros.

Había morenos, pelirrojas, rubias, castañas y de todo género. Necesitábamos algunos de confianza y solo 15 de ellos, eran de absoluta, entre ellos, los principales eran Madeleine y Eliot, pero a él lo habíamos dejado en el infierno, aun no necesitábamos de sus habilidades.

—Yo iré a escoger mi habitación—dijo Div—porque necesito la que más luz tenga, que mi bronceado necesita verse más natural.

—Si te sigues bronceando, terminarás como una tostada—Avarí venia entrando.

Traía una sonrisa en el rostro y no era buena señal, al menos viniendo de él.

—¿Qué te pasa? —inquirí.

—Acabo de ver un auto que me gustó, creo que lo tendré para mí.

—Ay ya empezó—Lugur se puso de pie.

—¡Ni lo sueñes! —le advirtió Barbie.

—¿Enserio Avari? —incluso Div se regresó—No empieces a joder ahorita.

—Mejor compra algo que no, nos cause problemas. A unos metros vi una tienda de música.

—Yo haré lo que se me pegue la gana—me miró—¿No me dirás nada?

—A mí no me importa, mientras no nos afecte lo que hagas, me da igual. No hagas un lio, solo procura eso, no llames la atención. Debo ir a ver al alcalde de Nueva York, y nos conviene tenerlo de nuestro lado, para hacer lo que nos plazca.

—Mejor deberíamos matarlo—sugirió Galu encogiéndose de hombros.

—Lo pensé—confirmé—pero tendríamos un problema mayor, y solo estaremos unas semanas, seamos discretos.

—Hagan la mierda que quieran—Lugur se dirigió a las escaleras, donde seguía Div.

—¿Qué no verías tu habitación? —preguntó Barbie.

—Esta de chismoso—Lugur pasó por su lado—. Ven Galu.

Mi hermano le frunció el ceño.

—¿Para qué?

—Que ya vengas—pidió en un tono más duro.

Hizo una extraña y ligera mueca. Galu abrió la boca, como si entendió a lo que se refería.

—Ah, vale, vale, ahí voy.

Yo puse mi vista en un demonio que estaba de espaldas. Caminé a él y le toqué el hombro.

—Necesito hablar contigo—me era urgente.

Me di la vuelta, y mis hermanos estaban pelándose en la sala. Subí las escaleras y observe que la habitación donde estaban hablando Lugur y Galu estaba entreabierta, pero ya luego yo me enteraría de lo que hablaban esos 2.

LOS 7 PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora