CAPITULO 33

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REALIDAD

Soplé las velas de mi pastel, aplaudí alegremente y del numero 3, salió humo.

Miré a mi mami y le sonreí ladeando mi cabeza.

—¿Ya puedo partirlo?

—Ya puedes, pecosita. Felices 3 años hija— me dijo mi papi.

Mamá me dio el cuchillo especial, tomó su mano sobre la mía y me ayudó a partirlo.

Estaba cumpliendo 3 años, se me hacían muchos y llevaba un vestido de princesa de color amarillo, me encantaba el amarillo.

Mi abuelo me había regalado un mini coche, y mi tío Omar un bebé de trapo, muy feo, pero era un regalo muy especial, así que le sonreí y le dije que me gustó.

Me senté con mi rebanada de pastel, junto a Fabio y Nate.

—¿Me invitas?— estiré mi cubierto a la gelatina de mi primo.

Él cortó un pedazo y me lo dejó en el plato. Me sonrió dándome un beso en la cabeza.

—Es tu cumpleaños, te puedes comer mi gelatina si quieres también.

—¿Quieres jugo?—se puso de pie mi hermano.

Asentí y le tendí mi vaso. Nate se limpio su pantalón gris y fue corriendo a llenarme mi vaso.

—¡Tú auto es genial!— Fabio tomó mi auto y lo miró como una adquisición.

—¿Verdad que si? Me lo dio el abuelo.

—Ese viejo patán, a mi no me dio nada en mi fiesta. Que suerte es que seas niña.

—¿Te gusta?— señalé lo de sus manos.

—Es genial, yo quiero uno de estos cuando sea grande.

—Te lo regalo, a mi me darán mas cosas, quédatelo tú.

—¿En verdad? Te lo dieron a ti.

—Si, pero si a ti te gusta, te lo regalo.

Sonrió y me dio su gelatina, luego se guardó el carrito en su bolsillo.

—Tal vez de grande, cueste una fortuna.

—¿Lo venderías?

—De grande si, te compraría una muñeca y yo otro carro y a Nate otro carro y compraríamos muchas cosas.

Le volví a sonreír enseñándole mis pequeños dientes.

—¡Fabio!—le gritó mi tío Omar y ambos dimos un ligero brinco.

Fabio se puso de pie y se fue con su padre, en ese instante Nate regresó, con una extraña mueca.

—Ten— me dio el vaso y arrugaba sus cejas.

—Gracias ¿Que tienes?

—Escuché a papá hablando con mamá de algo raro, sobre muestras de afecto a ti y a ella.

—Ah bueno, ¿Quieres ir a jugar al bosque?

—Donna, creo que mamá y papá...

—No me importa— le tomé del brazo—. Quiero jugar, juega conmigo.

—Es que dijeron cosas feas, cosas raras sobre ti y ... mamá.

—Son cosas de adultos— lo puse de pie.

LOS 7 PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora