CAPITULO 28

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FIESTA HALLOWEEN

Galleta se mantenía en el asiento trasero del auto de mi tía, yo tenía la mirada perdida y queriendo solo tener un momento de paz.

Últimamente cada que tenía algo bueno, me lo arrebataban dándome algo espantoso.

—Ya está—la tía Kate me trató de poner una mano en mi muslo, pero la quitó—. Ya estás conmigo y todo estará bien.

—Lamento que sea una carga para ti, sé que estabas aquí para descansar—me puse las manos en los muslos.

Debido a que llevaba un short, estaban desnudas mis piernas y empecé a encajar mis uñas.

—No, para mi es mejor esto, ahora estás conmigo y todo estará bien.

Asentí sin confiar y empecé a rasguñarme, pensando en lo poco que pude sacar de casa, mientras Martín nos gritaba y mamá solo estaba detrás de él.

En mis pies iba una bolsa con mis casetes y mi walkman, al igual que el dinero que tenía ahorrado desde niña.

Las calles de Nueva York eran adornadas por el atardecer, y los niños jugando en la calle me hacía pensar, ¿Cuando yo había tenido eso?, pero bien sabía la respuesta.

—Mi mamá, ella debe estar mal, sé que hizo mal en...

—No es excusa, porque bien, tú y yo sabemos las razones por las que tu madre jamás se metió.

—Tía Kate...

"Tú decides Nuria ¿Ella o tú?"—me recordó—. Esas fueron las palabras de tu padre, desde hace años. No me vengas a decir que tú madre no podía hacer nada, porque te dio a ti en lugar de ella.

—No debo justificarla ¿Cierto? —la miré con preocupación.

—No, no mi estrellita, a nadie de tu familia. La única persona que está dispuesta a todo por ti y lo sabes soy yo. Hasta nuestra familia materna nos dieron la espalda—me acarició el cabello—. Ahora estás conmigo y todo será mejor.

No creía eso.

—¿A dónde vamos? —mi tía se quedaba en la casa.

—El tipo con el que me acosté hace unas horas, me pasó su dirección y veré si nos quedamos ahí, no tengo tanto dinero para un hotel.

—Yo puedo pagarlo.

—No, ese dinero es para tu plan b.

—¿Cómo conociste al chico?

—Pues, yo iba entrando al taller y el igual, luego nos quedamos viendo y yo me fui al auto, cuando el me siguió me acorraló y lo demás lo sabes.

—¿Sabes quién es?

—Uno de los dueños del taller y hermano de tu chico, con él que te vi en la casa—me miró rápido, levantó y bajó sus cejas.

—No estoy con él, tiene otro hermano y...

—No me digas, ¿El de ojos hermosos? —suspiró.

—Todos tienen ojos bonitos.

—El de turquesa.

Me quedé callada y el gruñido de galleta hizo brincar a mi tía.

—Supondré que es un si— miró a Galleta por el espejo— ¿De quién es?

—De uno de los hermanos de él.

—¿Pues cuantos son?

—Ya lo verás hoy.

LOS 7 PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora