CAPITULO 40

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DOLOR

¿Por qué la gente luchaba? ¿Por qué la gente tenía esperanza?

Porque sabe que después que te arrebatan todo, tener ilusiones está bien.

Me quitaron todo, me sentía vacía, me sentía poca cosa. Estaba segura que si alguien llegaba y me decía que estaba podrida, le creería.

Pasé toda una vida llena de abusos, dejándome en una oscuridad absoluta. Nunca tuve amigas, ni les hablaba a las chicas de la escuela porque tenía miedo de que mi padre les hiciera lo mismo que a mí.

Luego llegó Mariano y me enseñó que con una sonrisa casi todo se arreglaría y así fue, al principio todo se arregló.

Pero me hice dependiente de eso.

La gente que cansaba de luchar y de pelear, así que yo hice lo mismo. Dejé que tomaran mi cuerpo, pero para que me dejaran en paz.

Dejé que me insultaran, pero porque ya no quería seguir.

Dejé que me humillaran, porque ya ni tenía fuerzas.

Dejé que él me rescatara de ellos, porque pensé que así saldría adelante.

Algo que no pasó.

Luchar a veces cansaba a la gente y era algo que ellos no entendían. No entendían que cada vez que ellos te decían entender, solo era pura mierda.

Luego llegaron los ataques de pánico, la peor cosa de mi jodida vida.

El tener ansiedad todo el día y solo esperar a que explote, era la peor sensación del universo. Era otra de las cosas que más me cansaban. La gente nunca iba a entenderme y no era su responsabilidad.... Pero hubiera sido bueno un poco de apoyo.

Aún tenía miedo de mi ansiedad, de mis ataques de pánico horribles, que cada que tenía uno se sentía como si nunca hubiera una salida.

Combinaba eso, más el recordar las asquerosas manos de aquellos que llamaba "familia" en mi cuerpo.

Era una sensación tan fuerte, asquerosa y horrible al mismo tiempo que me hacía querer vomitar o pasarme algo que fuera afilado por mis venas, hasta que desangrara y la sangre manchara todo lo que quedaba de mí.

¿Qué hubiera pasado si hubiera tenido una familia que me quisiera?

¿Qué hubiera pasado si nunca hubiera conocido a Lugur?

Son tantas preguntas que me he hecho últimamente, con la misma respuesta.

Nunca lo sabré.

Exigir o pedir justicia por mí, ya no valía la pena, o no sabía si lo valía. Si iba a denunciar alguna vez, si salí alguna vez de aquí ¿Haría un cambio?

Quizá la satisfacción de que lo pude decir y me sentiría...

—¡Despierta perrita! — el golpe de Elijah me hizo despertar.

No podías dormir estando aquí, era como una pequeña paz de momento y la palabra paz, no existía en el vocabulario de cualquier persona que estaba aquí.

Me recargué en la pared, pegando mi sudorosa espalda e hice una mueca de dolor debido al movimiento. Todo mi cuerpo sin excepciones había sido golpeado, azotado o quemado. Cada parte tenia marcas y moretones que se veían horribles. La cara la sentía hinchada y el que mi labio me ardiera al igual que mis ojos, era una señal que estaban sangrados.

Con cuidado, abrí mis ojos, pues estaban tan hinchados que no los podía ni abrir. Con esfuerzo se quedaron medio abiertos, igual que mis ojos porque al momento de que se pegaran o hubiera un mínimo roce, me ardían montones.

LOS 7 PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora