CAPITULO 37

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PACTO

LUGUR

La puerta se abrió de la misma manera que mis ojos lo hicieron, pues me estaba durmiendo. Fruncí mi ceño y la cólera se me hizo más, cuando Isrál entró y cerró la puerta a sus espaldas.

—¿Que mierdas haces aquí?

—Te tengo secuestrado— se paró delante de mí— y es mi deber venir a verte.

—Pues me cae mal tu deber. Tú, mandas a tus perras a que te hagan favores, nunca vienes.

—Debo empezar a cambiar.

—Tú nunca cambiarás.

—Tú igual.

Blanqueé los ojos y esperé a que siguiera la conversación, pero solo se quedó parado y viéndome, con los ojos entrecerrados. Lo miré de la misma manera.

—¿Qué? — si solo venía a joder, que se fuera.

—Que educado eres.

—Si estás aquí para joderme, vete de una vez. Ya tengo con las torturas de ella y yo.

—No vengo por eso.

Comenzó a caminar de un lado a otro. Conocía a Isrál de toda nuestra vida, por lo que sabía, lo que significaba que estuviera así, que para mí era un signo de desesperación. Sonreí.

—¿Buscas algo Isrál?

—Supongo que ya te disté cuenta de las actitudes de nuestros hermanos.

—¿Las avariciosas? Por un momento creí que Avarí, también te manipulaba.

Se quedó callado y selló sus labios, apretó sus puños y su rostro cambió por completo, como si le hubiera dado justo donde necesitaba. Reí fuertemente al entender la razón.

—También te manipuló, que idiota estas— revelé entre risas.

—Cállate, no entiendo por qué Galu y tú no fueron manipulados.

—¿Cómo sabes de Galu? — lo frené.

—Es obvio. Galu será bueno para muchas cosas, pero no para mentir, lo he visto asomarse detrás de mi puerta cuando hablo con uno de los pecados.

—Ve al grano de lo que deseas, Isrál.

Se quedó viéndome, directo a los ojos, delante de mí, se pasó la lengua por el paladar y se frotó la mandíbula. Sea lo que sea que trajera entre manos, debía ser en serio preocupante para él.

—Avarí es nuestro verdadero enemigo, yo no soy.

—¿Te recuerdo que querías matar a Donna?

—¿Te recuerdo que estaba siendo manipulado?

—Eso no es verdad. Sé que fuiste el pecado que ya cayó, tienes razones para matar a Donna, así que puedes echarle la culpa Avarí de nuestros hermanos, pero tú no.

—No solo me manipuló a mí, también a mi alma.

—Mira, manipuló a tu alma, pero a mi anima no, ¿Quién será más fuerte?

—La intentó manipular igual— tomó una silla que había al fondo y se sentó delante de mí—. Dentro de tu cerebro recuerda cada conversación que tuviste con nuestros hermanos desde 1480, siempre se escuchaban tan... llenos de avaricia, que no podías ni opinar, porque solo pensaban en ello. Barbie, Pierce e incluso Div, están perdiendo su esencia, date cuenta que todos se están volviendo avariciosos.

—Ya lo sabía inepto. Pero lo afirmé cuando llegamos aquí, pues todos no actuaban como debían. Si volvemos a cada conversación que tuvimos con ellos, se nota más la diferencia cuando llegamos aquí: Nueva York.

LOS 7 PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora