CAPITULO 55

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PLAN B

ELIJAH

Abrí mis ojos y desjunté mis manos con una gran sonrisa en mi rostro, que ni la mala cara de Ash me podía arruinar esto.

—¿Qué hiciste? —preguntó acercándose al trono donde me encontraba sentada y de piernas cruzadas.

—Estaba aburrida, así que decidí entrar un rato a jugar a la mente de alguien.

—¿Quién es ese alguien? —su tono tan frio me hizo verla extrañada.

Desde que sacaron a la abusada del infierno y Ashley se encontró con su padre, me dijo que le gritó todo lo que yo le dije. Necesitaba que Ash tuviera la mente fría, así que le conté todo lo que su padre obligaba hacerle a su madre, ya que ella no lo sabía.

Cuando mi sobrina se enteró, se puso furiosa que por un momento creí que me obligaría abrir el infierno e ir por su padre.

Pero no conté, que después de eso, su carácter fuera ser fría conmigo, grosera y malagradecida. De la noche a la mañana se empezó arrepentir de su plan sobre Donna, comenzó a decir que mientras la castaña estuvo en el infierno, sentía lastima por ella.

Más de una vez, durante la visita de Donna, me llegó a rogar que la dejara salir del infierno.

Eso me confirmó que ella ya tenía sospechas de que me aprovechaba de ella.

Ash era buena chica, podía ser dulce y cool con la gente que era cercan a ella, incluso conmigo fue así. Pero parecía que estaba dejando salir su lado de maldita conmigo.

Porque cuando Ash me contó sobre sus planes para destruir a todas las almas, yo lo vi como una oportunidad perfecta para deshacerme de los 7 pecados.

Toda mi vida fui la maldita, la sin apellido, la no reconocida, la no hija y recibía el peor trato mientras veía como los 7 pecados se entrenaban a unos metros donde a mí me obligaban a practicar brujería.

Así que cuando Ash me pidió ayuda para que su madre fuera la única alma y diciéndome que Lucifer estaba de nuestro lado, supe que era mi oportunidad.

Poco a poco la manipulación a mi sobrina funcionaba, la ponía a hacer cosas que no tenían ni mínimo sentido en su plan, pero la llenaba de labia que la hacía hacerme caso.

Cuando Lucifer se hizo más cercano Ash, se hizo más cercano a mí y pronto me volví su centro de atención.

Sin darse cuenta, dejamos de hacer el plan de Ash y empezamos el mío.

De hecho, el plan de secuestro había sido mi idea, ya que la hija de la Ira, solo quería enterrarle el arma demonio y mandarla al paraíso, pero yo no iba a permitir eso.

—Donna estaba dormida, así que le recordé unos días en el hotel del infierno, creo que se despertó porque ya no pude entrar a su mente de nuevo.

—Creí que luego del infierno la dejarías en paz—contestó acercándose más a mí.

—Ya te dije que solo estaba aburrida, no es para tanto, cálmate.

—¿No es para tanto? —negó y recargó sus manos en los antebrazos del trono—Donna ya tuvo su merecido, ya déjala Elijah.

—No seas tan delicada Ash, me estás dando dolor de cabeza.

—No te lo daría, sino fueras una maldita. Donna ya está muy jodida.

—¿Desde cuándo te importa ella?

Me puse de pie y Ash solo me retó con la mirada, era una de las pocas personas que no me temía en lo absoluto.

LOS 7 PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora