CAPITULO 31

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SALVAME

LUGUR

Horas antes de lo de Donna

Lo último que me apetecía hacer ahora, era escucharla.

Golpeé varias veces y de malas el volante, haciendo que se sobresaltara. Frené delante de una farmacia.

—No me arrepiento de lo que hice, no espero unas gracias de tu parte y mucho menos que ahora me veas como un héroe porque no lo soy, de haberlo sido hubiera hecho que se fueran a prisión, pero no, así que ahora te callas, no sales del auto y me esperas a que venga con tus putas pastillas que lo último que ambos necesitamos es una cosa que provenga de alguien enfermo, como tú y yo.

Salí de la camioneta dando un portazo, pensando en que ella y yo tendríamos esa conversación tarde o temprano, pero no ahora.

No nos iríamos a Rusia, no sabía ni para que Div quería que nos fuéramos de América, pero si debíamos regresar con April, la pulsera que Donna se quitó servía para que nadie entrara en su mente, ni siquiera yo.

Entré a la farmacia y me fui al mostrador.

—Una caja de anticonceptivos.

Quizá coger más al rato ayudaría con esto, luego la llevaría a comprar casetes o a la disco de la vez pasada donde me hizo bailar, o le compraría otro walkman. Lo que fuera con tal de que a ella se le fuera el puto enojo.

La vendedora empezó a temblar, no movía ni un dedo, el sudor caía por su frente, sus pupilas estaban dilatadas y estaba pálida.

Estaba muerta físicamente, no en alma.

—Hola, enamorado.

Giré alarmado al reconocer la voz de Elijah.

No tenía ni un arma y estaba demasiado vulnerable como para pelear con ella, así que...

—No la metas a ella en nuestros problemas. Solo somos tu y yo.

—¿Por qué? Es más divertido cuando hay más jugadores.

Por la parte de atrás, 2 demonios me tocaron de los hombros y me hicieron arrodillarme. No puse resistencia, yo sabía que, si ella ya me tenía a mí, dejaría a Donna fuera de esto.

—¿Sabes qué es esto? —me enseñó un anillo—. Esta hechizado, por brujas de hace miles de años, se dice que cualquier persona que porte esto y tenga la sangre o ADN de esa persona, se parecerá físicamente a ella.

—Elijah...

Pero, tomó mi dedo meñique y le hizo un corte que me hizo empezar a gotear, gotas que Elijah aprovechó para que le cayeran al anillo, que cambio del color café a un dorado.

—¿Quieres joder a uno de los 2? Bien, hazlo conmigo, ella la dejas fuera.

—Lucifer quiere jugar un rato con ella, así como lo hizo con Titiana—sonrió.

—¡Tu relación no es muy buena con él!

—Y sí, pero, aun así, nos llevamos—se agachó a mi altura—¿Crees que Donna te siga queriendo luego de lo que él le hará?

Le dio el anillo a uno de los tipos de atrás de mí.

—Eres una maldita perra.

—Esta maldita perra, hará que tu anima te odie.

Él demonio cambió de forma, pareciéndose a mí en instantes.

—Esto es mío—me quitó los anillos—. Y dulces sueños, Lugur.

LOS 7 PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora