CAPITULO 42

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¡FELIZ 14 DE FEBRERO! Si no les han dado nada, aquí yo les dejo su regalito.
...

AMOR

Todo se sentía como si estuviera en un sueño, uno del que no quería despertar. El césped me acariciaba mis pies descalzos, el viento tocaba mi cabello suelto y cada que daba una gran bocanada de aliento, solo lo definiría con una palabra: Paz y felicidad.

No sabía a donde me había traído ese mágico cuchillo, pero me llevó al lugar más perfecto del universo. Las demonios y ángeles que eran mandados aquí, ya sabía porque lo eran. Toda alma que estuviera aquí, era feliz.

Sonreí y extendí mis brazos, dejando que el viento me tocara el cuerpo y cerré los ojos degustándome de esta sensación hermosa.

Esto era bello, demasiado para ser real... y que fuera yo quien estuviera siendo la beneficiada.

Pero bueno, estábamos hablando de mí, Donna Ritchers, la chica que ha pasado 18 años de su vida huyendo de todos, la chica que no es feliz y no tiene un lugar feliz en ninguna parte.

En poco tiempo dejé de sentir todo, y el dolor volvió.

Abrí mis ojos alto desorientada, y solo sentía la succión que hacía mi boca al brazo de mi tía Kate... donde estaba chupándole la sangre, como si fuera un maldito vampiro.

Me alejé abruptamente y unos brazos me rodearon el cuerpo. Lugur fue lo último que sentí antes de ir a ese lugar tan bello. Todo lo que le dije antes, había sido para irme bien con el demonio, pero ahora si podía decirle hasta de lo que se iba a morir, si tan solo tuviera las fuerzas.

—Maldita sea, nunca vuelvas a ser tan idiota para proponerle un trato al diablo— me susurró en el oído.

No podía hablar, estaba adolorida de cada parte de mí, por lo que miré sobre su hombro a Kate y le lancé una mirada llena de rencor a más no poder.

Sus alas blancas, eran una bofetada diciéndome que la maldita, era un arcángel todo este tiempo y había vivido con más gente que me mentía en mi cara.

Ella me pudo ayudar toda mi vida.

El nudo se me formó en la garganta y las ganas de apartar a Lugur de mí, solo fueron más grandes. Le pedí que me dijera que estaba enamorado de mí, porque creí que moría y si lo hacía, me iría sabiendo que le dolió el decirme algo que jamás volvería a salir de sus labios.

Pero de nuevo, me equivoqué con este demonio.

—Llévatela, April dijo que podía salir del infierno, así que sácala.

Me cargó, poniendo sus brazos alrededor de mí y antes de pasarme a los brazos de Kate, juntó su frente con la mía y conectó nuestros labios. Parecía que estar casi moribunda no lo detenía, pues el beso era igual a los que solía darme. Se movieron agresivamente sus labios con los míos y jugó con mi lengua, se apartó y me dejó un beso en la frente.

—Te juro que lo que le haré a ese hijo de perra, es una prueba de lo que faltará.

Kate me tomó en sus brazos y me pasó las manos por el cabello.

—Estas bien— los ojos se le llenaron de lágrimas—. Dios mío estás bien. Creí que no te volvería a ver y...

—Los encuentros amorosos para luego— la voz de Galu resonó—. Llévatela, que nos vamos a divertir un rato con nuestro papi.

Kate abandonó el infierno llevándome con ella a la tierra. Me hubiera gustado despedirme de Maxim, decirle que haría algo bien y en cuanto tuviera fuerza, tomaría ayuda, iría por ayuda y mejoraría.

LOS 7 PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora