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19: Wings - Birdy

Si puedes dejar un voto, estaría muy agradecida. Comentando y compartiendo la novela por redes sociales es otra forma de hacerla crecer, haciéndome inmensamente feliz. Olivia y Delian deben ser descubiertos por todos, ¿o no?😍

Disfrutad de la lectura😉

***

—Olivia —escuchar que la llamaban hizo que la rubia abriera los ojos de golpe, asustada. No estaba acostumbrada a dormir con alguien, tampoco a las interrupciones que la desvelaban al amanecer, lo que la sorprendió y le hizo ponerse alerta.

Pero cuando descubrió el rostro de Delian frente a ella, solo pudo sonreír. El príncipe ya se había vestido, aunque se notaba en su pelo enmarañado —también en sus labios hinchados— que se acababa de despertar. La rubia frunció el ceño al verlo arreglado, pero no dijo nada. No era esa la idea que tenía de cómo verlo despertar, pues lo hacía tumbado a su lado. Dejó que el príncipe se acercara a ella y depositara un beso en sus labios, un simple pico que la hizo querer mucho más.

No se resistió, Olivia volvió a lanzarse a sus labios, robándole un suspiro, mientras las manos del muchacho se posaban a los lados de su cuerpo, agachándose para poder tener un mejor acceso a su boca. Los sonidos húmedos inundaron la habitación, mientras sus labios danzaban, juntándose y separándose conforme sus cuerpos les pedían. Aquello era un claro ejemplo de que no se podían cansar de eso, ahora que habían comenzado a tener un contacto más estrecho solo deseaban estar juntos y disfrutar.

El recuerdo de la noche, de aquellos momentos íntimos que habían compartido, aún latía ferviente en sus mentes. Los besos, las caricias, los gemidos... todo flotaba en el ambiente, embriagándolos de esa pasión desbordante que surgía en sus interiores. Habían pasado su primera noche juntos, gozando cada uno con el otro. Ese momento fue demasiado esperado para ambos, de forma que no querían separarse demasiado.

Pero a Delian no le quedó otra opción, tenía que volver a su cuarto antes de que amaneciera del todo, así que tuvo que alejarse de la rubia a regañadientes, yendo en contra de su propia voluntad. Sabía que debía llevar aquello en secreto, no ir dejando señales sobre que él mantenía una relación más íntima con la escritora que ellos creían rebelde. Sería un gran escándalo... que cada vez se le hacía más cercano y menos descabellado.

—Olivia, tengo que irme —susurró él, mientras la chica se incorporaba. Cubrió su pecho, antes descubierto, con las sábanas revueltas que habían quedado en sus pies.

—¿Por qué? A mí me parece muy buena idea que te quedes en mi cama —exclamó, haciéndolo sonreír. El rubio se acercó un poco más a ella, lo suficiente como para besarle la frente.

—¿Crees que no quiero? Si por mí fuera, dejaría todo, me metería en tu cama, desnudo, y me perdería besando tu cuerpo... —respondió él, colocando una mano en la barbilla de la joven. Su voz se había ido volviendo más pausada conforme imaginaba aquello que había pronunciado. Deslizó su dedo pulgar por los labios de ella, así como esta había hecho la noche anterior. Le había encantado aquel gesto, por ello quiso recrearlo con su persona.

—Sé que no se puede, pero suena tan tentador saliendo de tu boca —argumentó ella, dejándose mecer en su mano, que había subido hasta su mejilla— ¿Podremos vernos luego?

—Espero que sí. Intentaré librarme de los recados de mi padre, al menos por unas horas. Estoy bastante ocupado —el joven se acercó a ella, dejando un beso casto sobre sus labios—. Nos vemos después, hada. —Escuchar aquel mote con el que la había bautizado le hizo dibujar una sonrisa en su rostro, más todavía cuando se lo dijo mirándola a los ojos.