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[II] 19: 𝐂𝐞𝐮𝐱 𝐪𝐮𝐢 𝐫𝐞̂𝐯𝐞𝐧𝐭 - 𝐏𝐨𝐦𝐦𝐞

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La mañana de aquel día fue dura para la princesa de Daghtak. Su hermano, Hecterón, la hacía correr de un lado a otro para después lanzar una flecha hacia un objetivo fijo. Habían pasado toda la mañana practicando los buenos desplazamientos, así como el tiro con arco y demás. Estaba cansada, contando con el hecho de que su descanso había sido poco, dado el encuentro que había tenido con Delian.

Olivia notaba cierta hostilidad en el tono de voz de su hermano, así como en la forma de tratarla. A su parecer, Hecterón tenía la voz más grave que de costumbre y portaba su ceño fruncido en un gesto de descontento. Ella estaba haciendo su mayor esfuerzo para poder seguir el ritmo como otros días, pero sentía los pulmones ardiéndole en el pecho. No haber dormido demasiado consiguió que su cansancio fuera mucho mayor, haciendo sus reacciones mucho más lentas y torpes.

Neiel estaba apartado, observando cómo el príncipe trataba de ayudar a su hermana en su entrenamiento... aunque estaba siendo un poco agresivo. Comprendía que quisiera hacerla evolucionar a la hora de defenderse, pero pensaba que estaba siendo algo excesivo con sus chillidos y ofensas. Se notaba que algo le había ocurrido a Olivia, quien iba mucho más débil que de costumbre. Guardó en su mente el preguntarle cuando terminara, quería saber que estaba bien.

—¡Vas demasiado lenta, Olivia! —el grito del castaño no ayudó a la chica, quien tropezó en un intento de ir más rápida, casi cayéndose al suelo mientras portaba el arco tras la espalda— ¡Venga ya, no puede ser! —él había dejado sus brazos caer a ambos lados de su cuerpo, desesperanzado.

Aquel último desplante de Hecterón hizo que Olivia tragara saliva y alzara los ojos para mirarlo bien, con cierto rencor. No quiso hacerle caso, así que se levantó y corrió lo suficiente rápido como para ponerse cerca de la zona de tiro. Con agilidad agarró el arco tras ella y colocó una flecha, lanzándola. No dio en el centro, pero sí estuvo lo suficiente cerca como para considerar aquello un buen tiro.

—¡Cada vez vas a peor! —el grito de Hecterón la hizo enfermar de nervios, los que soltó en un resoplido tras acercarse a él. Por fin había superado las setenta repeticiones que le había asignado después de haber caído con anterioridad—. Vamos con la lucha cuerpo a cuerpo. Coge un cuchillo. A ver si aquí te luces un poco menos —argumentó el príncipe con ironía, colocándose como rival.

Pronto estuvieron enfrente el uno del otro, encarados, dispuestos como si fueran dos rivales que pelearan por su vida. Tuvieron varios encontronazos, donde Hecterón trató de atacar y Olivia lo esquivó con gran agilidad, llegando a fingir cortes que causarían grandes heridas a su oponente. Había mejorado bastante desde la primera vez que había entrenado, aquello era visible a ojos de Neiel, ahora sabía qué hacer y dónde herir. No luchaba con fuerza, sino con habilidad e inteligencia. Pero la rubia tuvo un fallo y en un traspiés se agarró a su hermano, quien aprovechó el segundo para "clavar" el cuchillo en el centro de su pecho. Estaba agotada.

—¡Lo ves! ¡Terminarás muerta en el primer segundo si sigues moviéndote así! —Hecterón la soltó, dejándola caer al suelo de culo. Olivia soltó un quejido y, entre la adrenalina de la falsa pelea más las malas palabras que su hermano le estaba dedicando, sus nervios brotaban. Así que no dudó.

La rubia se alzó del suelo, sacudiéndose la tierra de sus pantalones para entrenar y de sus manos, enfrentándose a su hermano. Tenía la cara roja y sabía que su melena recogida en una trenza estaba hecha un completo desastre, pero aquello era demasiado secundario a su parecer.