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24: Earth Melodies - Ekaterina Shelehova

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Eso sí, RECOMIENDO ESCUCHAR CON MÚSICA

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Dudaron mucho cuando la carta que llegó pedía la liberación de Vitre, aquel preso que habían logrado atrapar cuando surgió la reyerta de los rebeldes. Además, exigían el reconocimiento de Pretosh como tierra libre del reino, alejando de esa forma una tierra rica en cultivos para Aghtak. No sabía si aquello era cierto, pero sus dudas se acallaron cuando vieron que dentro del sobre la carta venían los anillos de matrimonio de sus padres, los mismos que jamás se quitaban bajo ninguna ocasión. Supo entonces que Barcon y Látira estaban en grave peligro, rodeados por personas que los detestaban.

Cada minuto que pasaba se hacía una eternidad dentro del palacio. La vida de los regentes estaba en peligro, pues estaban a manos de personas que los detestaban tanto que eran incluso capaces de matarlos.

—Es un despropósito —musitó Rántima, quien leía una y otra vez aquel papel que les había llegado.

Delian estaba mirando por la ventana, intentando encontrar una solución al gran problema que se le acaba de plantear frente a sus ojos. Él había sido educado para ser el futuro rey, pero nunca había tenido que enfrentar una situación tan extrema como la que vivía en aquel mismo instante, donde dependía la mismísima vida de sus padres. Desde que tenía uso de razón lo habían concienciado sobre la gran importancia que tienen las decisiones de un monarca sobre su población. Muchas podían terminar mal, con su cabeza sobre la horca.

—Está en juego la vida de nuestros padres —exclamó Samka, quien también se encontraba en la sala. Olivia la abrazaba, intentando reconfortarla, sabía que la joven no deseaba que ocurriera nada que derramara sangre. Ojalá fuera así.

—El reino no se puede permitir la pérdida de Pretosh, Samka. Son tierras muy importantes, de cebada. Hay que encontrar otra solución, lo mejor es ir a combate —exclamó la tía, causando que un escalofrío recorriera el cuerpo de Olivia. ¿Cómo podía hablar de la guerra con tal soltura?

—¿Combate? ¿De qué estás hablando? —cuestionó la rubia, causando que Rántima la mirara. En los ojos de aquella mujer podía observarse el desprecio que mostraba hacia la escritora, quien de los nervios no era consciente de aquello. Solo pensaba en el peligro que corrían todos en ese instante, recordando los momentos que habían estado tanto ella como su mejor amiga bajo los rebeldes.

Rememoraba a Vitre, diciendo que su hijo iría a buscarlo. Su cuerpo era recorrido por un malestar cuando juraba poder escuchar las risas de aquel preso, en lo que ella corría junto a Delian, alejándose de allí. Él le había dicho que no eran diferentes... por haber matado. Tuvo que frenar ahí sus pensamientos porque juraba que iba a desquiciarse si seguía dándole vueltas.

—¡Tú mejor que nadie lo sabes! ¡Tú y los de tu maldito pueblo solo traéis problemas, malditos rebeldes! —exclamó Arana, causando que Vitera la agarrara de la mano, apresándola. No sabía qué estaba haciendo aquella jovencita, ¡iba a arruinar todo!

Olivia solo giró su cabeza, sorprendida de tal grito, pues seguía absorta en sus pensamientos.

—¡Basta ya de meterte con ella! Olivia no tiene nada que ver en esto —respondió Samka, defendiendo a aquella chica que se había convertido en su mejor amiga. La rubia ignoraba las palabras de la joven Arana e intentaba tranquilizar a su amiga, agarrándola de la mano. Sabía que todos estaban nerviosos, lo último que necesitaban era una discusión, se estaba poniendo en juego la vida de personas.