Dividida | NOVELA DESTACADA @WattpadFantasiaES

37: 𝐓𝐨𝐮𝐫𝐧𝐞𝐫 𝐃𝐚𝐧𝐬 𝐋𝐞 𝐕𝐢𝐝𝐞 - 𝐈𝐧𝐝𝐢𝐥𝐚

¡No olvides dejar tu estrellita y un comentario! Además, si quieres compartir la historia por tus redes sociales, me harías muy feliz. Recuerdo que existe un grupo de Telegram donde me encuentro dentro, ¡y podemos charlar! Si quieres entrar, envíame un mensaje privado o deja un comentario diciendo que te gustaría entrar en el grupo de Telegram. Ahora sí, ¡disfruta de tu lectura!🧡

***

Olivia dejó caer el vaso relleno con algo de licor, mientras Hecterón la observaba con una sonrisa en el rostro. La rubia se sentó frente a él, sin comprender todavía qué era lo que estaba ocurriendo y qué llevaba en aquella alforja a la parte derecha de su cuerpo. Alzó las cejas, tratando de obtener una respuesta.

—¿Qué ocurre? —cuestionó, interesada por ese gesto que portaba el chico. Sus ojos marrones la observaban con cierta ilusión, como si estuviese a punto de darle una sorpresa que la haría feliz.

Era mediodía y el chico había aparecido en la caseta, donde Olivia acababa de llegar de su trabajo y había comido hacia apenas unos minutos. Aquella tarde libraba y la pasaría escribiendo en sus cuadernos, esos donde Delian había diseñado toda su portada, dibujándola a ella mientras leía en uno de esos arcos del castillo. Todavía sentía dentro de su pecho esa llama de impotencia cada vez que lo veía, rememorando todos los recuerdos de haberlo visto. Lo habían separado muchas veces de él, pero la última... había conseguido herir su corazón. ¿Podrían estar tranquilos algún día?

—¿Recuerdas que me dijiste que tenías curiosidad por Daghtak? —cuestionó el joven, con una media sonrisa. La escritora asintió, recordando que aquellas palabras salieron de su boca hacía ya un tiempo.

Sin esperar la sorpresa que le iba a dar, Olivia no comprendía bien qué era aquello a lo que Hecterón se refería. Su mente quedó clara cuando abrió la alforja que sujetaba, dejando la ropa negra encima de la mesa. Era una falda larga, algo fina, junto con una parte de arriba del mismo estilo. Simple, pero suficiente como para cubrir sus enaguas blancas de color negro.

La rubia lo miró, sorprendida.

—¿Qué...? —cuestionó. No es que no hubiera comprendido lo que ocurría, lo que pasaba es que le hacía mucha ilusión descubrir la tierra de Daghtak y no podía creer aquello que su amigo estaba tramando.

—¿Estás lista para darte un paseo por el reino? Seguramente nos crucemos a mi padre en el castillo, pero le conté que te conocí en el bar del pueblo. No suele bajar demasiado al reino, él suele ocuparse más de las cosas de palacio —exclamó el príncipe, haciéndola sonreír de oreja a oreja. Desde luego, eso era algo que la haría muy bien; dejar Aghtak atrás durante un período corto de tiempo y olvidarse de todo.

La rubia se vistió lo más rápido posible, notándose cómoda con las prendas. Era una realidad que Olivia adoraba el color negro, más que el blanco. A este lo había aborrecido bastante al estar vistiéndolo durante meses. Agradeció también el hecho de que Hecterón le hubiera llevado una capa algo más gruesa que la que Delian le había regalado. Ahora que ya comenzaba a hacer frío, era mucho más gratificante llevar aquella prenda, forrada con lo que parecía ser borreguito para poder darle calor. De todas formas, Olivia aseguraba que jamás iba a quitarse la capa que su amado le había regalado, esa que todavía llevaba su olor y a la que se abrazaba por las noches.

Volviendo a la realidad, Olivia subió a Breita, siguiendo los pasos del caballo de Hecterón. Cruzar el río fue toda una aventura para ella, aunque lo pasaron por una zona que no era tan profunda como parecía. Después los esperó un bosque que cruzaron en poco tiempo, mientras la rubia todavía no sentía haber cambiado de reino. No había cambiado nada, solo la misma naturaleza que podía encontrar en la otra orilla. Trotaron lo suficiente con los animales como para dejar todo lo verde atrás, llegando a los últimos arbustos que se podían observar.