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Después de haber meditado la decisión durante unos días, Olivia se encontraba en su habitación, vestida con unos pantalones y con algo de ropa que no destacara demasiado en el otro mundo. Aún así, se sabía que aquellas telas eran mucho más robustas y poco comunes dentro del otro mundo, así que estaba concienciada de que iba a atraer más que un par de miradas.
Tanto Hecterón como Ramkov se encontraban en la habitación de la rubia, quien había cogido un poco de oro y sus cuadernos. Ese era todo el equipaje que necesitaba para desaparecer de allí, aunque la realidad era que la carga emocional era mucho más grande y pesada que aquello. Hecterón se acercó a su hermana, abrazándola, notando el nerviosismo correr por sus venas. No sabía cómo era el otro mundo, aunque por lo que Olivia le había contado era mucho más tranquilo que su realidad. Allí ella estaría más segura, pero no tenerla al lado iba a hacerle demasiado daño.
—Cuídate, Olivia —exclamó, separándose de ella. Su hermana lo miró, sonriendo, casi a la vez que asentía.
—A eso voy, a sanarme —respondió. Para ella, ir al otro mundo significaba cerrar heridas que había dejado abiertas—. ¿Ya habéis pensado qué excusa pondréis si preguntan por mí?
—Diremos que, después de lo acontecido, has decidido retirarte unos días de descanso a una casa en la costa. Está lejos —la rubia asintió.
—El reino va a extrañar demasiado a su princesa —aquella vez fue Ramkov el que habló, mirándola con demasiada tristeza.
Sabía que su hija necesitaba un tiempo después de haber sufrido algo traumático. Era cierto que él estaba acostumbrado a que en su realidad sucedieran cosas de aquel estilo, pero ella no. Solo deseaba protegerla de todo como antes no había podido. Y, para él, lo que había ocurrido con el noble de Yehtik era un gran fallo como padre.
—Yo también voy a extrañar mucho al reino y a vosotros... pero sabéis que voy a volver —aseguró, colocándose frente a su padre. Él puso sus manos sobre los hombros de la joven, suspirando. Solo la miró, a lo que ambos sonrieron, encontrándose parecidos en aquellos ojos que tenían la misma forma.
—Lo sé, estoy seguro de ello —contestó el rey—. Calma a tu gente, Níveram. Dales consuelo. Sé lo que es perderte durante mucho tiempo y estoy seguro de que agradecerán demasiado verte bien.
—Por supuesto —respondió ella, alzando el mentón.
Deseando no hacer aquello más largo, Olivia agarró el libro blanco y lo colocó dentro de la bandolera que portaba. Agarró el libro negro en las palmas de sus manos, notando cómo las extremidades le temblaban. Daba gracias de que Armisa (o María) hubiese dejado el libro en su mundo, lanzándolo antes de trasportarse, dándole la oportunidad de regresar. Tenía que ser sincera consigo misma, todavía no sabía a ciencia cierta si leer ese libro la devolvía a su mundo, pero merecía la pena intentarlo. Debía funcionar.
—Echadme de menos, no más de lo necesario —exclamó la princesa, mirando a su hermano y a su padre, quienes sonrieron.
Después, con las manos algo torpes, Olivia abrió el libro negro, el que tenía las páginas del mismo color. Era algo que pocas veces había visto, sobre todo en un ejemplar que parecía tan antiguo. Los jeroglíficos de la portada, donde se podía leer la palabra Daghtak, la recibían invitándola a leer su interior. Pronto ella notó de nuevo aquella corriente de energía fluir de aquel libro hasta su cuerpo. Estaba sintiendo la magia, el libro la llamaba como un cántico de sirena.
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Dividida | NOVELA DESTACADA @WattpadFantasiaES
FantasyElla nunca imaginó que iba a aparecer en un mundo alterno por leer un libro. Olivia, una escritora frustrada, se ve envuelta en un lugar paralelo donde la luz y la oscuridad son los principales protagonistas y la magia se esconde en cada rincón. Con...