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4: Woman - Munford & Sons

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PD: en el anterior capítulo hubo un pequeño error de una anterior versión. Olivia le decía a Delian que habían cañerías y grifos, cuando esto no es así. Aquí viven como antiguamente (¡agua va!) 😂.

***

—Delian, ¿dónde me llevas? —cuestionó Olivia, mientras el chico agarraba su brazo para salir de la habitación. Ella se revolvió, incómoda, liberándose.

—A una habitación. Tenemos que esconderte hasta que encuentre la manera de sacarte de aquí, Olivia —musitó él, mirándola directamente. Temía por todas las consecuencias que su aparición allí conllevaba. Desde luego, Olivia debía desaparecer de Aghtak.

—¿Podré volver, verdad? —cuestionó ella—. Mi hermano y mi amiga se deben de haber dado cuenta de que no estoy. Me dejé el móvil dentro del bolso, ¡me tienen que haber llamado quinientas veces! —contestó nerviosa, mirando hacia todas partes—. Dios, Delian, llamarán a mis padres y les darán el susto de su vida ¡seguro que me toman como una desaparecida! —los nervios de la rubia iban en aumento conforme iba cayendo en cuenta de todo lo que iba a ocurrir en su mundo. La sola idea de hacer daño a las personas que quería hacía que su estómago se revolviera. No deseaba preocuparlos.

Delian pudo ver el pánico en los ojos de ella. Maldita fuera la hora en la que dejó el libro allí, ¡¿cómo podía ser tan imbécil?!

—¡Olivia! —la llamó, agarrándola de los antebrazos para que lo mirara— Tienes que esconderte, ahora. Es de noche y tienes que descansar, aunque haya diferencia de horarios. Te prometo que voy a encontrar el modo de sacarte de aquí, pero ahora tenemos que ocultarte —las palabras de él la llevaron a la realidad.

—¿Por qué tendría que hacerlo? Quizá tu familia sabe algún modo de que yo vuelva a mi casa. Ellos pueden ayudarnos, Delian —concluyó la rubia.

—No pueden saber nada, Olivia. Este libro me lo prestó una freiken, haciéndome prometerle que cumpliría unas reglas. La primera de ellas era no mezclar ambos mundos y la segunda mantener el secreto bien callado —susurró el joven.

—¿Una freiken? ¿Qué es eso? —cuestionó Olivia, sin entender una sola palabra de lo que él estaba diciendo.

—Una bruja, Olivia. Y como puedes ver, ya he roto las reglas. No quiero estropearlo más. Si esa mujer se entera, no sé de lo que sería capaz de hacerme —la chica abrió los ojos como platos—. Quizá me maldiga o me mate de alguna forma. Esto es horrible.

—¿Me estás diciendo que aquí hay brujas? —cuestionó. Su cabeza estaba intentando procesar toda la información posible, pero era demasiado. Estaba sufriendo una especie de cortocircuito cerebral que la ponía de los nervios.

En su mente no cabía la idea de que existiera un mundo paralelo. No podía creer que, además, no estuvieran tan avanzados como ellos y que existieran las brujas. Los pasillos de los castillos se iluminaban con candelabros de fuego pegados a las paredes, sus vestimentas eran corsés y camisas de lino... solo esperaba que no tuvieran la misma mentalidad que en la edad media, porque entonces sí que tendría un problema.

—Olivia, vamos a un cuarto y quédate allí, por favor. Te prometo que te daré todas las explicaciones mañana —susurró él, algo extasiado por toda aquella situación. La rubia lo miró a los ojos, asustada por todo lo que había ocurrido. El corazón le latía en el pecho, extasiado por toda la situación bizarra que estaba viviendo.