[II] 15: 𝐌𝐞 & 𝐭𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐯𝐢𝐥 - 𝐒𝐨𝐚𝐩&𝐒𝐤𝐢𝐧

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Era de nuevo por la mañana cuando Olivia se alzó de su cama, incómoda, con un dolor abdominal que la dejó adivinar el porqué de su estado. Agradecía haber puesto la noche anterior un paño bajo su cadera, que le cubría casi hasta las rodillas. Ahora se levantaba resoplando, descubriendo la sangre entre sus piernas. Respiró y se apartó el pelo del cabello, frotándose los ojos para poder observar qué era lo que ocurría. Ahí estaba su menstruación, mostrándole que, definitivamente, no estaba embarazada. Encima le dolía como mil demonios, había pasado toda la noche retorciéndose en sueños.

Olivia se bañó y se colocó una copa menstrual, cosa que Sara le había insistido para meter en la maleta. Ahora lo agradecía, menos mal que su mejor amiga había pensado en todo detalle. Ya había tenido el periodo otras veces en aquel mundo y solo se había podido cambiar con trapos, cosa que era bastante sostenible, pero incómodo a su parecer. Esperaba hacerse rápido con ese objeto y acomodarse con ella, para poder dejar de lado aquellos trapos.

La princesa estaba sentada en la mesa del desayuno, esperando, cuando Inaka apareció, haciéndola dibujar una sonrisa de oreja a oreja. Olivia no dudó en alzarse, caminando hasta su tía, abrazándola. Se alegraba de verla después de todo lo que había ocurrido, además de que le gustaba hablar con alguien que la había conocido de pequeña. Seguro que tendría demasiadas cosas que contarle sobre Terish, su madre, detalles que ella deseaba conocer al completo.

—¡Inaka! No sabía que venías a desayunar —exclamó, dándole un tierno abrazo. La mujer de pelo negro sonrió, acariciándole una mejilla. Se parecía tanto a Terish y a Ramkov que le despertaba una sensación de ternura incontrolable. La recordaba de pequeña, con la piel rosita y el cabello rubio, meciéndola en sus brazos. Ella la había dormido, cambiado y querido como si fuera una hija. Era todo un alivio saber que estaba de regreso a su reino, ahí, a su lado. El hecho de que Inaka no tuviera hijos hacía que sintiera una especial conexión con su sobrina.

—Le dije a tu padre que vendría en cuanto me enterara de tu regreso, cariño. ¿Cómo estás? Han pasado tantas cosas que podrían asustar a cualquiera... no me quiero imaginar tu estado —expresó, agarrándola de las manos. Ellas se volvieron a sentar, mientras Olivia tragaba saliva. Sabía que se estaba refiriendo a lo ocurrido con el noble de Yehtik, sobre el crimen que se había intentado cometer y cómo había acabado todo el asunto.

—Estoy bien, la verdad. No era la primera vez que tenía que matar a alguien en defensa propia —exclamó, a lo que su tía suspiró, colocándole una mano en el hombro—. Pero he necesitado estos días para pensar. Fue algo duro de pasar —Olivia no sabía hasta donde avanzar hablando con ella, pues no sabía si Inaka conocía el secreto de los libros. Por ello, se silenció, creyendo que era mejor no dar demasiados detalles sobre su viaje al otro mundo.

—Lo sé y es lógico. Lo bueno es que ya estás aquí tras tu retiro a la playa, ¿qué tal está el mar? —Aquello le dio pistas a la rubia de saber hasta qué punto sabía su tía. Así que, con la mejor de las sonrisas, la princesa sonrió. Sabía que su tía estaba tratando de hacerla pensar en otra cosa que no fuera el asesinato del señor Yehtik.

—Bien. Es hermoso. No pude bañarme por el frío, pero sí dar largos paseos que me aclararon la mente —narró, tragando saliva.

—Es que esa agua es mágica, hija —argumentó la tía, sonriente—. Te han sentado bien esos días. Estás resplandeciente. Haces brillar todo lo que te pones —concluyó, mirándola de arriba a abajo. La prenda que la escritora había escogido para ese día le resultaba ciertamente familiar—. Recuerdo que el vestido que portas era de tu madre. Uno de los que más se ponía, de hecho —expresó. El vestido de manga larga que portaba Olivia dejaba ver su figura, aunque la falda era caída y para nada pomposa. Aun así, el corsé se marcaba en su figura, dejando un escote de barco que le favorecía demasiado. El cabello recogido con un tocado dejaba ver su rostro a plena luz del día, suave y blanquecino. Los ojos verdes de Olivia resplandecían.

Dividida | NOVELA DESTACADA @WattpadFantasiaES  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora