Dividida | NOVELA DESTACADA @WattpadFantasiaES

[II] 8: (+18) 𝐃𝐞𝐬𝐢𝐫𝐞 - 𝐌𝐞𝐠 𝐌𝐲𝐞𝐫𝐬

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ATENCIÓN CONTENIDO +18

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Delian sintió como el corazón le dio un vuelco al escuchar la exclamación de Olivia. Era normal, ni siquiera él mismo podía creerse que estuviera allí; había jurado que jamás pasaría Daghtak y ahora se encontraba en aquellas tierras que él un día consideró como enemigas. Su parecer en aquella época estaba cambiando, pues en esos lares se encontraba su amada. Delian había sido consciente de que existía mucha más maldad en su familia que en la que cuidaba el reino contrario, bien lo habían demostrado con sus acciones.

—He venido porque necesitaba traerte esto —exclamó, abriendo su capa negra. Olivia llevó la mirada a las manos del muchacho, abriendo bien sus ojos cuando descubrió que se trataba del libro blanco.

Ahí estaba, su puerta de regreso a ese mundo, su escapatoria de todo lo desconocido. Pero, sorprendida, no había sentido ninguna gana de regresar. Ella amaba esas tierras, el descubrir cosas nuevas y el poder conocer sus raíces. Aun así, le daba cierta tranquilidad pensar que podía regresar a su mundo —¿era realmente su mundo?— cuando quisiera, saludar a su gente para poder decirles que estaba bien.

—No me parecía justo que tuvieras que esperar ni un solo día más. Quédatelo, es tuyo —musitó, entregándole el objeto. La escritora lo miró, agarrando aquel libro y quedándose algo parada. ¿Él había ido para llevárselo?

Por un segundo, al observar su imagen, sintió pena. Fue una ráfaga de sentimiento que le cruzó el cuerpo. Estaba allí con los zapatos mojados y llenos de barro, las mejillas coloradas por el frío y vestido de un color que no le representaba. Parecía sentirse vacío. Parecía... que ir a Daghtak y verla era su única motivación en esos momentos. Notaba cómo el joven estaba pasando por una mala época, así como ella también.

—¿Piensas que así vas a arreglar todo? —cuestionó, sonando un tanto más agresiva de lo normal, mientras dejaba el libro en el baúl de los pies de su cama. Quería protegerse de sentir algo más que odio por él, seguro que había hecho todo aquello para darle pena y así tener ventaja con ella. Intentando parecer segura, la princesa regresó al frente del príncipe— Estás equivocado si piensas que así conseguirás...

—No, Olivia —la cortó él, dejándola estática—. No tengo ninguna intención de las que piensas, aunque te cueste creerlo. Ya sé que es tarde para arreglar todo, sé que soy un idiota y soy consciente de que no sientes lo mismo. Por mucho que te cueste creerlo, solo espero que seas feliz aquí o donde estés, aunque sea lejos de mí —argumentó, apretando la mandíbula, mientras daba un paso hacia delante. Decir aquellas palabras le dolía, era sentir cómo su alma se partía en dos. Pero él creía que esa era la realidad—. Solo quería traerte algo que te pertenece. Ya lo tienes —respondió, mirando el libro que la rubia había dejado—. No tengo nada más que hacer aquí, no voy a molestarte —aquello sonó más a un lamento que a una afirmación, a lo que él respiró hondo.

—No, ya no tienes nada más que hacer aquí —respondió la rubia, mirándolo a los de manera fija, pronunciando aquellas palabras como si de verdad las creyera. Eran sus ojos de diferente color los que la observaban, dolidos, con aquella chispa que ella siempre había visto.

Su mirada viajó a los labios del chico, recordando qué se sentía cuando él posaba su boca sobre la suya. Le vino a la memoria la primera vez que se besaron, en aquel balcón, siendo él inexperto. Rememoraba cómo ahora sabía a la perfección cómo besarla y hacerla delirar, creando un fuego en su vientre que se extendía por cada centímetro de su cuerpo. Olivia extrañaba sentirse querida, pero no en general... sino por él. Le añoraba tanto que le dolía cada fibra del cuerpo.