1: Waves - Dean Lewis

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En la actualidad... 

Olivia sudaba como si no hubiera mañana, mientras su respiración estaba muy acelerada. Se movía, intentando seguir a la monitora de zumba, pero apostaba a que en cualquier momento sus pulmones se le iban a salir por la boca. Casi podía firmar por ello.

Giró su cabeza para mirar a Sara, quien estaba con una sonrisa moviéndose igual de bien que la monitora. Después, algo cansada, observó su reflejo en el espejo que ocupaba la pared entera. El pelo rubio caramelo se le escapaba de la coleta —que había recogido con una goma la cual ya estaba un poco dada de si—, moviéndose hacia todos los lados.

Sus mejillas tenían un color rosado muy fuerte, mientras que las gotitas de sudor caían por su frente una tras otra. La camiseta de tirantes que llevaba puesta se le había resbalado de una manga, la llevaba cogida de un hombro. Cayó en la conclusión que tenía un aspecto horrible, mientras que todos los demás de la sala parecían recién salidos de un anuncio de colonia.

Volvió a observar a su amiga que, aunque lucía también cansada, estaba tan arreglada como había entrado. La castaña era muy ágil, así que no era de sorprender que incluso se moviera mejor que la monitora. A fin y al cabo, era entrenadora personal.

Tenía una sonrisa pintada en su boca, la cual Olivia se preguntaba si ella sería capaz de aguantarla. Solo le salía el gesto de abrir la boca para coger todo el aire posible y llenar sus pulmones. Desde luego, de todo aquello sí que aprendió algo: el deporte no era lo suyo.

≪Parezco la rana Gustavo≫ pensó.

Tras acabar la sesión de zumba, Olivia buscó exhausta una botella de agua en la pequeña mochila que había dejado en una parte de la sala. En cambio, su amiga se le acercó a ella muy alegre, posando el brazo en su hombro con algo de fuerza. Sara hizo trastabillar a Olivia hacia delante, pero le sujetó del brazo al ver que había acabado muy cansada después del deporte que ambas habían hecho.

—¿Qué, a que hacer zumba te ayuda a tener inspiración? —Olivia la miró. Estaba sudorosa, ya le dolían las piernas y sentía que temblaba como si no hubiera mañana. Tenía la respiración algo acelerada y lo único que le apetecía en ese momento era darse una larga y fría ducha. Oh, y también en comerse una pizza tan grande como un elefante.

—Creo que me acabo de partir por cinco sitios diferentes, me duelen sitios que no sabía que dolían —exclamó ella, mientras daba tal trago de agua que casi acabó con media botella. Agarró una toalla y se la pasó por la nuca y frente, retirando el sudor que emanaba de ella. Se sentía pegajosa y eso le ponía incómoda.

—¿Entonces... no te ha gustado? —cuestionó Sara, frunciendo el ceño.

La castaña era una gran apasionada del deporte (al contrario que Olivia). Ella sentía como la adrenalina fluía por sus venas mientras que escuchaba la música y se movía al ritmo. Pensaba que ese sentimiento era algo maravilloso. El deporte en sí era sorprendente para ella, cada vez que podía lo practicaba. Tenía unos abdominales bien marcados en la pequeña cintura, cosa que demostraba que de verdad amaba esa actividad. Era una chica definida atléticamente, tenía unos muslos grandes y duros y unos brazos musculosos.

—Sara, desde luego el deporte es lo tuyo, pero no lo mío. Soy más de darle al teclado con una copita de vino al lado —concluyó Olivia. Le pasó la botella vacía a su amiga, sonriéndole. Al mismo momento le cogió su botella y siguió bebiendo agua. Sara solamente la miró—. Yo te quiero mucho por descubrirme comidas bajas en calorías y muy ricas, pero definitivamente no creo que vuelva jamás a una clase de zumba. Sé que no voy a poderme sentar en una semana y eso es malo. Van a pensar que he estado haciendo otra cosa —la rubia le sacó una sonrisa a su amiga, quien le devolvió la botella y tragó.

Dividida | NOVELA DESTACADA @WattpadFantasiaES  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora